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Mira

31, julio 2016 - 22:05

┃ Héctor Reyes

entrenamiento-box

Gracias a que se conocen los entrenadores Francisco Bonilla, México y Julio García, Argentina, ayer los equipos de boxeo de ambos países tuvieron un entrenamiento conjunto con la finalidad de romper la rutina, mantener la distancia y ritmo competitivo.

Es curioso que ambas selecciones tienen seis boxeadores calificados, cuatro coinciden en el peso y este trabajo beneficia, coincidieron en señalar a los dos representativos; aunque en el camino pudieran encontrarse.

Esta vez unieron esfuerzos México y Argentina en un trabajo de gimnasio, la práctica resultó divertida y funcional para los objetivos que persiguen ambas naciones.

“Hemos compartido muchas competencias y concentraciones juntos. Gracias a Dios podemos tener este tipo de mezclas de trabajo, de ayuda, el cual va a beneficiar en los futuros enfrentamientos con otros países y bueno si nos toca lamentablemente contra México, medirnos en igualdad de condiciones”, señaló el ex defensor del San Telmo en la división de ascenso.

Por su parte, el delegado del equipo argentino Hernán Salvo conocen muy bien a México y es un equipo que les es útil esta metodología de trabajo que esperan repetir en los próximos días y destacó el beneficio de hacer escuela, luego de definir al equipo Azteca.

“El equipo mexicano lo conocemos de hace tiempo, no son nuevos, quizá puede ser el 64 kg (Raúl Curiel), pero el resto es un equipo muy fuerte, conocido, guerrero, ambicioso, así que es un rival muy respetable, si nos llega a tocar en el sorteo a cualquiera de los chicos”, subrayó.

A Juan Pablo Romero, originario de Villa del Carbón, Estado de México, le sirvió mucho este trabajo, porque la convivencia con los argentinos, les permitió intercambiar guantes con zurdos y derechos.

Declaró el púgil mexicano de la categoría de los 69 kilogramos, que quiere dar el peso y el entrenamiento con los sudamericanos; le permitió practicar las variantes en los estilos en una fase donde los sueños se transforman en una realidad.

“Es por lo que me levante diario a entrenar, haber llegado a unos Juegos Olímpicos es un orgullo tanto para mí, como mi familia; para México y mi municipio Villa del Carbón, creo que están muy orgullosos”. No fue fácil para el exponente mexiquense, logró su pase olímpico hasta el último torneo de calificación.

“Si tú tienes un sueño hay que trabajar para ello y conseguirlo hasta el último costo, me esforcé mucho y se dio el resultado. Gracias a Dios estamos aquí”, reiteró, el deportista, que exaltó el ambiente olímpico de fiesta, “una experiencia única que no cambiaría por nada”.

Ahora, lo único que tiene en mente: “¡Vamos por México! a traer una medalla, vamos a aferrarnos hasta el último aliento en cada pelea y hasta el último segundo arriba del ring”.