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Mira

3, agosto 2016 - 16:36

┃ EFE

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El fútbol a menudo marca el ánimo de Brasil y hoy el país sonríe gracias a la convincente victoria, por 3-0, que la selección femenina construyó ante China en su primera comparecencia en el Estadio Olímpico de Río de Janeiro, donde este miércoles arrancó su andadura en el torneo.

Tres goles festejaron y numerosas razones para soñar con la ansiada medalla de oro se llevaron consigo los aficionados congregados en las gradas del complejo deportivo, ilusionados con la atractiva propuesta del conjunto anfitrión.

Como un equipo dominante y ambicioso y, por tanto, candidato a la gloria en Maracaná se mostró el bando dirigido por Oswaldo Álvarez ‘Vadao’, superior a su contrario a partir de una intensa presión que le permitió lucir el descaro de Tamires, la electricidad de Marta y la voracidad de sus dos delanteras, Cristiane y Beatriz.

A la sombra de ellas trabajó Formiga, aplaudida con fervor por la consecución de un hito inédito en la historia del fútbol femenino. La veterana centrocampista de Salvador de Bahía, de 38 años, es la única que ha participado en los seis torneos olímpicos disputados desde Atlanta 1996 hasta Río 2016.

Precisamente, de un sutil toque con la parte posterior de su botín derecho nació la primera ocasión del encuentro.

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Cristiane, omnipresente hoy en el ataque brasileño, sacó de su repertorio un acrobático remate pero no pudo castigar la indecisión de la poblada defensa asiática.

Fue una inesperada protagonista, Mónica, la encargada de dirigir la marcha hacia el triunfo.

La defensa del Orlando City impuso su colocación y su jerarquía por alto para convertir un sutil cabezazo en el gol que refrendó el dominio de la escuadra brasileña, merecedora de una renta más jugosa dada la insistencia de las delanteras del Paris Saint-Germain y del Hyundai Steel Red Angels.

El 1-0, pese al incansable empuje local, resultó inalterable hasta la llegada del descanso.

Tras la pausa trató de desperezarse la selección china, integrada únicamente por jugadoras que compiten en clubes de ese país, y de los espacios concedidos bebió la habilidad de Marta.

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La talentosa jugadora del Rosengard, que se marcharía ovacionada en el minuto 80, bailó ante Wu Haiyan antes de ceder el esférico a Andressa Alves, flamante fichaje del Barcelona.

La ‘9’ brasileña no falló ante Zhao Lina y desató por segunda vez el júbilo en la poblada grada verdeamarelha, animosa con una generación que ha conseguido volver a emocionarle.

“Brasil, Brasil, Brasil” fue el grito del que presumieron aún más las gradas tras el postrero tanto de Cristiane.

No en vano, después de su precipitada eliminación en los cuartos de final de los Juegos de Londres, la versión desplegada ante China relanzó el optimismo de los anfitriones, dispuestos a vengar las dos finales perdidas en Atenas 2004 y Pekín 2008 ante la selección de Estados Unidos.

Un duelo que todavía se intuye lejano, pero que la Canarinha descuenta después de haber exhibido parte de su voracidad. La meta ahora es mantener esta versión el sábado, ante la potente Suecia.

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