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11, agosto 2016 - 13:00

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Bogotá, 9 ago (EFE).- Oscar Figueroa, quien de niño fue desplazado junto a su familia como consecuencia del conflicto armado en Colombia, logró el oro en la halterofilia de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro gracias a su tesón como deportista y la disciplina que aprendió de su padre y como soldado, recordó hoy su hermano.

Figueroa, un espigado moreno de 33 años que se recuperó en menos de seis meses de una delicada cirugía de una hernia lumbar, puso a Colombia a sus pies con su medalla dorada, la primera de estos Juegos para el país.

“Óscar, al igual que yo, somos personas rígidas y estrictas por la educación de mi padre”, dijo a Efe el sargento segundo del Ejército Wilson Arley Figueroa, hermano del campeón olímpico.

Recordó que tuvieron que abandonar Zaragoza, en el departamento de Antioquia (noroeste), cuando Óscar tenía nueve años, huyendo de la violencia producto de las disputas territoriales entre paramilitares y guerrilleros, y se establecieron en el Valle del Cauca.

Wilson Arley se inclinó por la carrera militar y actualmente permanece destacado en San José del Guaviare, en el sur del país, mientras Óscar, después de completar el periodo obligatorio en el Ejército, apostó por los deportes, camino que inició en el fútbol, lo llevó al baloncesto y la natación hasta quedarse con la halterofilia.

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El oro ganado ayer por Figueroa fue celebrado de manera especial por quienes han sufrido la violencia en el país, que se identifican con su historia de vida, como el director de la Unidad para las Víctimas y exgobernador del departamento del Meta, Alan Jara.

“¡Gracias campeón Óscar Figueroa! Tus lágrimas son el reflejo del trabajo y compromiso. Colombia entera te lo agradece, qué orgullo!”, destacó en su cuenta de Twitter Jara, quien permaneció ocho años secuestrado por la guerrilla de las FARC.

Aunque no siguió la carrera militar, Óscar sí prestó el servicio obligatorio en el 2004, y fue en esa época cuando conoció a quien se convirtió en su entrenador, el sargento primero del Ejército Oswaldo Pinilla.

“Fue él quien creyó en Óscar aún después, no del fracaso, sino del impasse en su carrera en Pekín (en los Olímpicos de 2008) cuando las lesiones lo aquejaron y los medios de comunicación lo masacraron, por decirlo así, y despotricaron todo lo que quisieron de Óscar por las diferencias con el entrenador que tenía en ese momento”, comentó a Efe.

El sargento Figueroa dijo además que fue Pinilla quien acogió a su hermano en el Ejército, tanto en la parte militar como en el levantamiento de pesas, y es quien lo acompaña hasta hoy.

El vínculo del campeón olímpico con el Ejército fue exaltado hoy por el jefe del Comando Conjunto No.3, mayor general Jorge Eliécer Suárez, quien en un acto público agradeció a Figueroa por la medalla.

“Nos la dedicó con mucho cariño, con mucho afecto porque él fue un soldado y sigue siendo un soldado; con ese espíritu de soldado levantó esas pesas, su hermano es un héroe, Figueroa, lo felicito”, dijo el oficial dirigiéndose al sargento Figueroa.

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