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12, agosto 2016 - 8:35

┃ Notimex

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Las pruebas de atletismo inician hoy en los Juegos de Río con opciones de medalla para México, y con ello comienza también el enorme desafío y complejidad de cronometrar a los atletas más rápidos del mundo.

“Sin los cronómetros no habría Juegos. Se necesitan atletas, un lugar de competición y alguien que calcule eficazmente los tiempos para celebrar los Juegos”, dijo a Notimex el suizo Alain Zobrist, director de la división de cronometraje de Omega, la marca que cronometra los Juegos desde 1932.

Calcular los tiempos de los atletas más rápidos del mundo, como el jamaicano Usain Bolt, el nadador Michael Phelps o el etíope Haile Gebrselassie, exige cada vez una mayor logística y tecnología, explicó Zobrist, así como enfrentar nuevos retos para calcular no solo quién llega antes, sino si todos arrancan al mismo tiempo de la línea de salida.

“En Los Ángeles 1932 Omega apenas envió a un cronometrador y 30 cronógrafos. En estos Juegos son 450 toneladas de equipamiento y 480 cronometradores”, subrayó Zobrist, entrevistado en la Casa Omega que la marca suiza crea cada cuatro años en la sede de los Juegos.

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En los Juegos de México en 1968 fueron enviados 45 cronometradores y ocho toneladas de material.

Hoy la multiplicidad de cámaras de televisión, cronómetros y la famosa “photo finish” hacen pensar que siempre fue fácil saber quién había ganado una carrera de 100 metros o una prueba de natación, pero varios ejemplos en la historia deportiva del siglo XX indican que ello no fue siempre así.

Quizá el caso más claro fue el de la final de 100 metros libres de natación en los Juegos de Roma en 1960.

Por entonces, tres cronometradores calculaban los tiempos de cada atleta al borde de la piscina y, además del ojo humano, se usaba la media de esos tres tiempos para decidir quién era el ganador.

Pero en la final de Roma la disputa entre el australiano John Devitt y el estadunidense Lance Larson fue tan grande que jamás se supo con certeza quién había ganado la prueba.

Con divergencias de tan solo una décima entre los cronometradores, la responsabilidad recayó en el juez principal, que le dio el oro al australiano, en una polémica decisión que Estados Unidos recurriría durante años.

“Eso hizo que inventáramos los touchpads automáticos”, explicó Zobrist en referencia a los paneles dentro de la piscina que permiten que Phelps o la mexicana Liliana Ibáñez puedan parar sus cronómetros tocando el dispositivo instalado en las paredes de la piscina olímpica.

Con todo, la operación de cronometraje –cuya inversión y retorno económico Omega no revela- “más compleja” es la del atletismo, “porque implica calcular muchas cosas a lo largo de una pista de diversa longitud”.

Así, por ejemplo, en las pruebas de velocidad Omega calcula desde el punto de salida si los atletas inician la prueba dentro del tiempo de reacción permitido, gracias a un dispositivo instalado en el descanso donde los corredores colocan los pies y que mide la presión que ejerce el corredor.

Para estos Juegos la gran novedad es la Scan’O’Vision MYRIA, un detector de tiempos y a la vez cronógrafo que es capaz de registrar hasta 10 mil imágenes digitales por segundo, para captar en qué momento exactamente Bolt cruzará la línea de meta a unos 44 kilómetros por hora.

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