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Mira

13, agosto 2016 - 8:06

┃ AFP

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Nunca fue buena idea tener a dos reyes en el mismo palacio, pero una vez cada cuatro años los dioses olímpicos hacen una excepción. Es el día grande de los Juegos, cuando el hombre más rápido del mundo toma el relevo del mejor nadador de la historia. Todo en la misma jornada. Todo en Rio.

Usain Bolt, doble tricampeón olímpico, pisará por primera vez este sábado el tartán carioca para las eliminatorias de los 100 metros con los ojos de todo el mundo puestos en él.

En este atleta que se paseó por Pekín hace ocho años quemando récords como si trotara por la playa y que vuela por las pistas con la alegría descarada de los genios.

Desde entonces, nadie ha sido más rápido y ahí están sus seis oros de testigo. Con el triplete en los 100, 200 y 4×100 metros de China actualizado en Londres, aquel niño de Kingston que se abonó a la velocidad desde la escuela desembarca en Rio para echar el telón dorado a una carrera leyenda. Quiere otro triplete, y lo quiere ya.

Aunque, ni siquiera al mejor atleta de la historia lo invitan por la cara a una final olímpica. Habitualmente un trámite burocrático para Bolt, la clasificación del sábado en los 100 metros servirá esta vez para atisbar el estado de la lesión muscular que sufrió a principios de julio.

– La despedida del tiburón –

Afilando su asalto al trono, estarán el estadounidense Justin Gatlin, que a sus 34 años sigue en forma y aparece como su mayor amenaza, y el también jamaicano Yohan Blake, de 26.

Pero en la pista no hay amigos y todo el mundo quiere derrocar al rey.

Bien lo sabe su compatriota Shelly-Ann Fraser-Pryce, la emperadora de la velocidad, que saldrá en la noche a la pista del Engenhao a volar por su tercer título consecutivo en la apasionante final de los 100 metros, donde la holandesa Dafne Schippers correrá por devolverle a Europa un título que le olvidó hace más de tres décadas.

Casi a la misma hora, Phelps podría colgarle un último oro a su idilio infinito con la piscina si decide lanzarse al relevo del 4×100 para tratar de sumar su vigesimotercer oro a una carrera a la que no le cabe más brillo.

En caso de victoria, se iría de Rio con cuatro nuevos títulos y una plata, mientras que la imperial Ledecky podría sumar su cuarto oro brasileño en el relevo femenino.

– ‘¡Vamos mujer!’ –

La historia, sin embargo, también tiene la agenda llena este sábado en Latinoamérica. Aferrada a la raqueta de Mónica Puig, la isla de Puerto Rico puede conseguir el primer oro olímpico de su historia, cuando esta tenista de 22 años salga a la cancha para enfrentarse en la final contra la alemana Angelique Kerber, número 2 del mundo.

Ya con medalla asegurada, un triunfo la convertiría en la primera mujer puertorriqueña en subirse a un podio, además de darle la mayor alegría olímpica al tenis femenino de la región, superando la plata de la argentina Gabriela Sabatini en Seúl-1988.

“¡Vamos mujer!”, se dijo a sí misma en la zona mixta al recordar la ristra de récords que le aguardan tras la red.

La misma sobre la que el argentino Juan Martín del Potro quiere seguir con su resurrección olímpica en la emocionante semifinal masculina. Pero entre el inesperado verdugo del todopoderoso Novak Djokovic y su medalla soñada se ha interpuesto un viejo conocido al que el aire de Rio también le está sanando las heridas.

Un día después de conquistar el oro en dobles, un Rafa Nadal al que todavía le duele su ausencia en Londres saldrá con todo por repetir su memorable final de Pekín-2008 y recordar aquellos tiempos en los que el tenis mundial estaba rendido a su explosividad.

Pero las televisiones de Sudamérica, sin embargo, estarán ocupadas a partir de las 17H15 GMT. A esa hora, los dos gigantes del continente, Argentina y Brasil, disputarán un clásico de alto voltaje en la cancha de básquet, donde la generación dorada podría darse el gusto en su último tango internacional de dejar a los anfitriones al borde del abismo.

Un túnel del que pareció salir la Seleçao de un Neymar todavía desconocido para el arco con su goleada ante Dinamarca, t