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Mira

15, agosto 2016 - 10:17

┃ AFP

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Nadie lo creía posible, pero sucedió. La proeza de Joseph Schooling ante su ídolo, la leyenda viva de la natación Michael Phelps no pasó inadvertida en Singapur, que se emocionó con el héroe de Río.

En las calles de la ciudad Estado se celebró la proeza de este joven nadador de 21 años. En un país obsesionado por los juegos de azar, el número “5039” correspondiente al tiempo de Schooling en Río estaba agotado en todas partes. Otros pedían un día festivo para celebrar la victoria del singapurense.

El presidente Tony Tan, quien viajó a Brasil para apoyar a la selección y su primer ministro Lee Hsien Loong también se deshicieron en elogios después del primer título olímpico de la historia de su país.

“Es una hazaña increíble: rivalizar con los mejores del mundo, mantenerse concentrado y ganar”, escribió Lee en Facebook.

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Con esta medalla, Schooling, hijo de una sino-malasia y un británico, se embolsará un millón de dólares de Singapur (743,000 dólares) en el marco de un programa destinado a desarrollar el deporte en el país.

Los dos se habían cruzado ya en 2008, año de los Juegos de Pekín en los que el ‘Tiburón de Baltimore logró ocho medallas de oro olímpicas en una edición, batiendo el récord de Marc Spitz.

Por aquel entonces, Schooling tenía solo 13 años. Fue ese encuentro el que convenció al pequeño Joseph de que tenía que ir a Estados Unidos a perfeccionarse. Ahora volverá a Texas, su lugar de residencia, con un oro olímpico colgado del cuello.

Y su padre Colin no ocultaba su orgullo por la proeza.

“Si lloro delante de todo el mundo es porque no tengo ninguna vergüenza”, explicó durante una velada organizada especialmente para la final de los 100 metros mariposa. “Mi amor por mi hijo es indescriptible”.

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