POR ALEJANDRO ALFARO

Pumas afiló las garras y los colmillos en Ciudad Universitaria, territorio que ha convertido en toda una fortaleza infranqueable para cualquier rival que se atreva a entrar a un territorio del que se ha vuelto una misión imposible arañar puntos. El escenario fue ideal, una noche fresca para ultimar detalles de cara al Clásico capitalino contra América, el odiado rival, en el que buscarán trasladar lo hecho en casa a una cancha visitante.

Con la necesidad de mostrar una cara distinta a la presentada en Torreón, los auriazules salieron a presionar a Atlas desde el inicio. Cortés fue el primero en probar con un disparo a Ustari, que si bien no lo puso en mayores aprietos, dio un aviso de lo que sería la constante para los minutos venideros.

Ganas de ir al frente, pero falta de imaginación fue lo exhibido por el cuadro de Palencia ante un timorata Academia, que parece que no trajó consigo las variantes a la Ciudad de México para tratar de ofender a su rival y romper la sequía goleadora que permea en los rojinegros.

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Corrieron los minutos y los equipos se neutralizaron. Mucho transito en media cancha e imprecisiones marcaron la pauta de los primeros 45 minutos, que dejaron al respetable con la sensación de que fue poco lo que recibieron de ambas escuadras en el terreno de juego.

El complemento trajo consigo las emociones, ¿y quien más podría ser para cargar con el peso universitario si no su cantera?, ya que con atrevimiento, Jesús Gallardo encaró dentro del área a Leitón Jiménez, que al verse superado lo derribó para que, sin dudarlo, el silbante decretara la pena máxima. Con la responsabilidad del cobró cargó el gran capitán, Darío Verón, que con un autentico fierrazo cruzó a Ustari, que lejos quedó de siquiera poder atajar la de gajos.

Ahí empezó la fiesta felina. Los rojinegros poca resistencia pudieron oponer y se desvanecieron de a poco. Los cambios no le resultaron al “Profe” Cruz , ya que fue nula la inquietud que generaron en el arco de Alejandro Palacios, que en el segundo tiempo tuvo un autentico día de campo junto con su zaga defensiva.

Sintiéndose plenos dominadores de las acciones y con la confianza a plenitud, Pumas resolvió el encuentro a su favor cuando Pablo Barrera se empleó a fondo para alcanzar una pelota por el sector derecho, con libertad levantó la cabeza y sirvió preciso al corazón del área para la oportuna llegada de Abraham González, que metió un testarazo seco, abajo y a donde duele a los guardametas, para dejar al meta rojinegro sin oportunidad alguna de robar el grito de gol a la hinchada auriazul.

Con autoridad, Pumas lanzó un mensaje que seguramente llegó hasta Coapa. Quieren el Clásico capitalino a como de lugar. Su gente se lo pidió y levantó el puño en señal de estar listos para la batalla a sabiendas de que las Águilas no atraviesan pur buen momento. Algo es un hecho: la Universidad está lista para tomar Santa Úrsula.