Ricardo  Antonio lo hizo de nuevo.

Los pretextos y las críticas se quedaron de lado cuando La Volpe saltó al terreno de juego. El sábado,  el argentino hizo reaccionar al América. Un par de días de trabajo fueron suficientes para devolverle el alma al americanismo. Su sello no está plasmado por completo, pero con eso le alcanzó para superar a los aguerridos Pumas, 2-1 final.

Su experiencia fue suficiente para vencer el juvenil estilo de Juan Francisco Palencia.

Pablo Aguilar y William Da Silva firmaron la victoria amarilla. Vuelta triunfal del “Bigotón” en el último de los Clásicos del Centenario.

Complicado fue pensar que América tendría ya el “Lavolpismo” en la sangre. Ni siquiera la característica línea de cinco que acompaña a todos lados al “Bigotón” lució en el césped. Notorio fue el cambio de actitud en el crema. El Águila suele levantarse de sus crisis en el mejor momento. Su plumaje ha resaltado por exhibir míticas historias que hacen del equipo de Coapa el más ganador del país.

El pico estuvo afilado desde el principio. No pasaron ni dos minutos para que el local ya lo ganara.

Un rencoroso centro  de Sambueza a Oribe, quien cabeceó se encontró con las manos de Palacios.

Alejandro tapó, pero Pablo Aguilar cazó el rebote para mandarlo al fondo de la red.

Pumas quedó herido. Verón intentó levantar a los suyos, todo fue en vano. Romero sacó el taquito de la chistera, William agradeció el gesto del argentino con el segundo de la noche. Inútil estirada de Palacios adornó el 2-0.

Desencajado quedó el rostro de los auriazules. Cortés discutió con Escamilla, Verón y Alcoba intercambiaron miradas penetrantes, Barrera y Britos agacharon la cara. Fue el capitán el que quiso regresar a la contienda a los del Pedregal. Fuentes aplaudió a sus compañeros, mostró la grada y pidió apoyo.

Pumas respondió a base de garra. Abraham quedó solito ante Muñoz, el disparo del español fue tapado, Barrera quiso buscar el gol, pero Moi voló para evitar el descuento.

El juego se diluyó junto con la lluvia. La visita tomó el balón y lo paseó de aquí a allá sin muchos resultados, todo gracias a la complacencia amarilla.

El descanso se visualizó. La UNAM no se podía ir sin pelear. El futbol no fue su característica, el orgullo y su raza lo hizo pelear contra su odiado rival. Cabezazo de Britos fue suficiente para encender el graderío.

Sonó el silbato de García Orozco, ambos fueron al descanso.

Palencia no guardó nada. El “Gatillero” mostró las garras con Fidel Martínez. La Rebel cantó con todas sus fuerzas. Pumas fue al ataque sin temor a ser goleado en contragolpes.

Britos buscó su segundo rasguño. Muñoz tapó.

De cabeza Alcoba casi marca, el balón se fue por arriba.

Palencia buscó más. Lalo Herrera ingresó por el exhausto Gallardo. La Volpe respondió a la maniobra universitaria con Güémez, Arroyo y Valdez.

La línea de cinco hizo su aparición. Tirado al frente, Universidad regaló espacios. Sambueza se dio un festín con Alatorre, centro de Rubens terminó en una espectacular chilena de Osvaldito que Palacios desvió a córner.

¡Qué Clásico!

¡Qué juego!

Los últimos minutos arribaron al Azteca. Verón y Alcoba se olvidaron de defender. Como nueves puros acompañaron al “Grande” Herrera.

Cinco más agregó García Orozco. La hazaña pareció gestarse, Alcoba cayó en el área tras un recargón, el coloso se fue  encima del nazareno, aunque éste nunca pitó.

El Azteca se entregó a sus aves. El silbatazo final terminó con con todo. No hubo más. El Clásico Capitalino se pintó de amarillo, estreno triunfal de La Volpe como técnico americanista.