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24, septiembre 2016 - 16:31

┃ EFE

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El Real Madrid  dejó dos puntos en Gran Canaria ante Las Palmas (2-2), por un gol encajado en los últimos minutos de un partido que parecía tener controlado, tras una buena segunda parte en la que Karim Benzemá había marcado el segundo tanto nada más saltar al campo.

El equipo blanco, de menos a más durante el encuentro y tras una primera mitad igualada, recibió el castigo a poco del final en una jugada en la que el argentino Araujo aprovechó un rechace en una disputa con Kiko Casilla para igualar el choque, aunque los madridistas siguen líderes.

Zinedine Zidane hizo cambios en el once, desmontando la BBC con la suplencia de Benzema, y recuperando a Modric como ayudante de Kroos para suplir el hueco que ha dejado Casemiro. También incluyó como novedad de entrada a Marco Asensio, autor del primer gol.

El guardameta sevillano de la Unión Deportiva había salvado antes a su equipo en varias acciones en las que los blancos llegaban pero no definían, con un Álvaro Morata muy activo y un Cristiano Ronaldo ausente del juego, lejos de su mejor versión.

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Enfrente, un Las Palmas que cuando se le deja pensar hace daño porque está dotado de futbolistas con buen pie, como Roque Mesa como la bisagra de todo su engranaje ofensivo, basado en la asociación constante de sus jugadores y el primer toque.

Jonathan Viera y Tana ya habían avisado cuando el Real Madrid rebajaba la presión, hasta que llegó el empate cuando Momo, con mucho tiempo para centrar, puso el balón en el área, lo peinó Varane, y llegó a Tana, al que solo le faltó prepararse un café antes de alojarlo en la red.

Antes del descanso, Varas volvió a ganarse el sueldo al rechazar un disparo de Bale, entrando el galés de nuevo por la derecha tras una apertura en largo de Kroos. El gol amarillo niveló el partido solo en el marcador, porque en el campo ya parecía igual de competido, a pesar de que su portero tuvo que ensuciarse más la ropa que Casilla.

Bale siguió llevando el mayor peligro en la segunda parte, con Ronaldo algo más activo, al que se le anuló un gol por claro fuera de juego, pero el Real Madrid siguió dejando un poso de poder haber exigido algo más a un rival que, entre otras cosas, presentaba una pareja de centrales novedosa esta temporada.

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Los de Zidane parecen confiarlo todo a su robo de balón y salida, para explotar el espacio. No le importó al equipo blanco que su rival amasara el balón, sin realizarle una presión para evitar que se reflejara en las estadísticas de posesión. Ni la baja de Viera, lesionado en la segunda parte, rebajó el ánimo del conjunto de Quique Setién.

El técnico francés tiró de Benzema -su compatriota casi marca en su primer toque, en un córner-, y ya con la BBC sobre el verde, y también con Morata, el Madrid fue a por el partido, con todo su arsenal y dando un paso más adelante en el campo.

El segundo tanto se originó tras una emboscada que finalizó Benzema, hiperactivo desde que saltó al césped, tras un rechace de Varas a disparo de Cristiano, en una acción casi calcada a la del primer tanto.

El astro portugués fue sustituido cinco minutos después, probablemente pensando en el choque del martes en Dortmund, aunque la decisión no gustó al de Madeira. Ya con el viento del partido a su favor, el único enemigo del Madrid parecía ser él mismo porque Las Palmas había perdido su chispa, aunque la estrechez del marcador mantuvo la incertidumbre.

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Zidane metió a Isco por Morata, y el 22 del conjunto blanco se sumó a las maniobras de control del juego para quitarle a Las Palmas su mayor tesoro, el balón, pero en una jugada aislada, con la Unión Deportiva sin aire, Araujo aprovechó una dejada de Vicente Gómez para, con mucha fortuna tras rechaces en su cuerpo y el de Casilla, empatar el encuentro.

El empuje final de los blancos, ya a la desesperada, no tuvo premio, con remates de Benzema e Isco. Los de Zidane encadenan su segundo empate consecutivo y se va de la isla con la sensación de haber perdido el partido. Los abrazos de los jugadores de Las Palmas así lo delataron.

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