POR ALEJANDRO ALFARO

FOTOS: JOSÉ LUIS GARCÍA

PUEBLA.- Dicen los que saben que el fútbol no tiene palabra de honor. Te da lo que crees justo, y de la nada, te arrebata el resultado. Así paso anoche con Puebla, que se quedó a segundos de imponerse ante el campeón Pachuca por la mínima diferencia, pero un error defensivo en el agregado le quitó la posibilidad del triunfo y le dejó el amargo sabor de un empate con el que se tuvo que conformar. Sabor a derrota para los Camoteros

EL JUEGO

Una de las bondades que tiene la liga mexicana es la posibilidad de ver encuentros de tú a tú entre equipos con realidades totalmente opuestas en la tabla general. Prueba de ello fue lo sucedido en el estadio Cuauhtémoc de Puebla, ya que La Franja recibió a un Pachuca que a lo largo del torneo ha peleado en lo más alto de la clasificación; sin embargo, arrancó el partido y el cuadro poblano fue al frente con valentía y puso en serios aprietos a la zaga tuza, que cerca estuvo de recibir un gol de vestidor de no ser por una aparición oportuna de Omar González, que en conjunto con el travesaño, consiguió evitar la caída del arco de su equipo y ahogar el grito de la parcialidad camotera, que esta vez fue minoría en su propio estadio debido a la gran movilización de hinchas desde la Bella Airosa a la Angelopolis.

Fue un inicio sorpresivo. Amione y Alustiza exhibieron una gran movilidad para desquiciar a los defensas del cuadro que esta vez vistió de naranja y negro, pero esto de poco sirvió, ya que no fueron capaces de manifestar ese dominio en el marcador, lo cual es impermisible ante un equipo como el campeón, que de a poco se sacudió el dominio y adelantó sus líneas hasta manifestarse peligrosamente en territorio enfranjado con la habitual velocidad de Lozano y la claridad de Gutiérrez, que en todo momento buscaron hacer contacto con Jara, aunque sin conseguirlo del todo en la primera mitad.

Un duelo que había arrancado vertiginoso y emocionante, se empampó del entorno frío del clima y terminó por disminuir en los primeros 45 minutos de manera considerable en cuanto a emociones se refiere.

El complemento trajo consigo la oportunidad de que Puebla hiciera valer la casa, ya que Amione encontró una auténtica avenida en la defensa de Pachuca, misma que, sin pensarlo, atravesó a toda velocidad para entrar al área, levantar la cabeza, ver al “Conejo” Pérez, cruzar su disparo y… ver como se fue apenas por un costado, lamentándose con incredulidad la opción que acababa de dejar ir.

La recompensa al cuadro que más cerca estuvo se hizo presente cuando Matías Alustiza le puso número a la casa en una jugada donde recibió en los linderos del área, recortó y definió a primer poste del “Conejo” Pérez, dejándolo sin nada que hacer.

A partir de ese momento, el partido se rompió. Pachuca buscó el empate impetuosamente, pero siempre chocó con la muralla poblana, que aguantó a pie firme e impidió a toda costa que Pachuca consiguiera su cometido, eso si, sin renunciar a ir al frente, ya que con la entrada de Navarro, refrescaron su ataque y mantuvieron preocupada a la zaga hidalguense.

Justo cuando la afición poblana festejaba el triunfo que sentía a sus manos, apareció un centro pasado que Campestrini no pudo cortar, mismo que fue recentrado a la llegada de Botta, que al verse solo y sin guardameta, simplemente empujo la pelota al fondo de la red para decretar el 1-1 final.

Punto caído del cielo para el campeón. Empate con sabor a derrota para La Franja, que terminó por sufrir la poca palabra de honor que a veces tiene la pelota.