Con la tecnología de Google Traductor

Mira

5, octubre 2016 - 10:07

┃ José Luis Camarillo

box-linares

 

POR JOSÉ LUIS CAMARILLO

Cuando el venezolano Jorge “Niño de Oro” Linares cayó aparatosamente en un round ante el mexicano Juan Carlos Salgado, al ser destronado como soberano mundial superpluma de la WBA en 2009 en Japón, donde peleaba como local dado que el señor Akihiko Honda es su promotor, muchos pensaron que ya no haría mucho. El sudamericano había tenido un reinado entre los plumas del WBC.

Posteriormente, Jorge sufrió tropiezos por la misma vía abrupta, en forma sucesiva, contra los aztecas Antonio DeMarco y “Yeyo” Thompson, en octubre de 2011 y marzo de 2012, respectivamente, y parecía irse al precipicio sin retorno.

De ahí que el tremendo éxito actual de Jorge Linares haya hecho voltear hasta “al más distraído”.

Linares se presentó en el Martes del Café del Consejo Mundial de Boxeo, investido como campeón universal ligero de ese organismo. Estaba acompañado por su representante y amigo, Roberto Díaz.

Mauricio Sulaimán Saldívar, titular del WBC, le dio una afectuosa bienvenida, al igual que los medios informativos.

Linares viene de triunfar por decisión unánime en 12 fragorosos episodios en su combate unificatorio contra el monarca de la WBA, el británico Anthony Crolla, quien subió como favorito el pasado 24 de septiembre en su reducto de la Arena Manchester.

Destaca en una de las muñecas del venezolano, el preciado brazalete verde que el WBC solamente otorga a sus campeones.

Jorge Luis Linares Palencia, quien cumplió 31 años solamente dos días antes de su triunfo sobre Crolla, nos habló de su inopinado resurgimiento, que definitivamente se produjo desde que “dominó a su antojo” al temible japonés Nihito Arakawa, el 8 de marzo de 2013 en el MGM Grand de Las Vegas.

“Sí, la verdad, vivimos momentos bastante difíciles. Hicimos grandes cambios como fue cambiar de entrenador”, nos dijo. “Seguimos con Ismael Salas (técnico cubano), muchos campeones mundiales han estado con él, es un gran talento, es un maestro en boxeo, y seguiré con él hasta que Dios nos dé vida fuerza y salud. Fue un cambio magnífico. Seguí en Japón, me mudé hace dos años a Las Vegas y tengo pensado establecerme en Los Ángeles, bajo el entrenamiento de Ismael”.

El monarca remarcó su afortunada relación con Teiken Promotions, del respetado empresario japonés Akihiko Honda.

El orgullo de Venezuela nos contó que en su salto hacia la estratósfera boxística influyeron lo que llama “detallitos”, como fue un cambio en su alimentación, “hasta una crema para el cuerpo, para la cara, de hidratación; cosas pequeñas que a la larga han funcionado”.

“No me inyecté nada, no tomé nada -aclaró-; me dañé la mano este año, en marzo, no se dio una defensa, pero vino una oportunidad mucho más grande (contra Crolla), por eso estoy aquí para dar las gracias a Mauricio Sulaimán y a la gente que me ha brindado su apoyo incondicional”.

Su sonrisa creció al señalar: “Con Crolla, volvimos a su casa (Inglaterra) y ganamos algo que muy pocos venezolanos han logrado, como es unificar el título mundial y el Cinturón Diamante, además del que reconoce Ring Magazine, que nadie ha tenido hasta hoy, ¡y lo que viene!, como son compromisos grandes, nuevas metas”.

Jorge atribuyó el cambio poderoso en su mentalidad, “a mucha gente bonita que ha estado más en la malas que en las buenas”, y nombró a Akihiko Honda, Roberto Díaz y Óscar de la Hoya, así como a “gente de Venezuela, mi familia, fue un cambio de vida. Tener a mi hija Cloe Linares, de un año cuatro meses, y a mi esposa Michel Linares, eso me dio un segundo aire, me hizo pisar tierra, y mira el resultado. He sacrificado cosas, como es (no) ir a Venezuela, estar con mi padre, con mi madre, pero todo es por un motivo. Ahora no existe cima, no hay límite para mí”.

 

IBA EN PICADA

Linares se entusiasmó al señalar: “Venir a México me da más motivación. Los consejos de gente experimentada, como Mauricio Sulaimán, De la Hoya, de los mismos periodistas, porque las críticas son buenas, te hacen aprender mucho más, uno tiene ser normal, tiene que ser humilde.

“Y no sentirse invencible, yo me creía así; hasta la misma palabra lo dice, invicto; pero nunca es tarde para perder, nunca es tarde para ganar”.

Se le hizo notar que ni Salgado, ni DeMarco ni Thompson se veían como “gigantes” al infligirle sus tres únicos fracasos como profesional, a cambio de 41 victorias, 27 por nocaut.

-¿Fue por exceso de confianza?

“Sí, porque no eran al nivel mío. Hoy tengo que demostrar que tengo para más, que todavía queda mucho Jorge Linares. No puede uno darlo toda de un día para otro, los rivales son diferentes, no hay rivales chiquitos, hoy no podemos darnos el lujo de perder con un rival más chico, no podemos permitir esos errores”.

Así fue como reconoció que (para Crolla) “me preparé mucho mejor que para muchas peleas, mejor aún que contra Kevin Mitchell, que contra Iván Cano, creo que la preparación física y mental es la clave”.

-Jorge, es obvio que también fue determinante tu batalla con un enemigo temible como el británico Kevin Mitchell.

“Fue ahí donde me di cuenta que tengo un nivel bastante alto, que tengo bastante experiencia, que tengo madurez como profesional arriba y abajo del ring. Ese detalle de que caí en el quinto round y que fui inteligente, que fui profesional y agarré mi aire; que terminé ganando ese round pese al 8-10, es una de las cosas que me ha enseñado más”.

El entrevistado acotó que está a gusto en las 135 libras.

“Me siento bien en todo. Me preparé bien, con ayuda de mi esposa, de mi suegra, que es venezolana-cubana, me hizo comidas que, ¡guau!; comía súper bien, tres veces (al día). Una semana antes estaba una libra o dos, arriba del peso. Cuando llegué (a Inglaterra) estaba 3 ó 4 libras arriba. En la pelea con Cano estaba dos libras abajo en el pesaje y ahora, una. No deseo subir a 140 libras por peleas más grandes, en 135 estoy haciendo peleas grandes, con rivales de nivel como el mío; así espero seguir, y más adelante, ¿por qué no?, subir a 140”.

Para ver como deshabilitar las notificaciones, da clic aquí