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Mira

7, octubre 2016 - 10:56

┃ Luis García Olivo

wadi

DESDE EL DESIERTO DE WADI RUM

Naturaleza perfecta

 

WADI RUM, Jordania.- Séptimo día, número cabalístico y de la perfección.

Perfección que es infinita a donde se mire en el desierto de Wadi Rum, el ecosistema más importante del país y que ocupa el 80 por ciento de Jordania, por lo que el agua escasea de norte a sur, de este a oeste y en casi todo el año.

Wadi Rum es el “mar de arena”, el espejo árido al sur de Jordania que hace frontera con Arabia Saudita, Irak y Siria, y donde la temperatura está por encima de los 40 grados.

Ramón Romero

A la vista, el desierto parece no tener fin, las enormes montañas rocosas con la tradicional piedra rosada vuelven aparecer, la cultura de los nabateos es parte del viejo ecosistema, pues ligeras figuras son labradas en la piedra, no tanto como en Petra, pero sí dan testimonio de su paso.

Monumentales y laberínticas son las piedras que rodean a todo el desierto, el vapor de la arena se difumina y pierde al horizonte, y las dunas son la principal estampa. Arriba de un 4×4 el camino se torna moderno y ligero.

Ramón Romero

Sin nubes que den sombra, el destino final llega a uno de los varios campamentos beduinos que te reciben con un rico té o café, sin perder el toque árabe mediante música y baile.

No obstante, para hacer todavía más emotivo el recorrido, que nuevamente se torna único, un paseo a través de dromedarios invita a ver la puesta del sol, un momento inolvidable para nuestros ojos fue ver cómo se escondía entre las rocas y se perdía en el firmamento de la arena.

Ramón Romero

Ya con pocos rayos, las tonalidades se tornaron en perfección, el azul perdió terreno y la oscuridad ganó.

El broche de oro se acerca y Jordania termina por cautivar con sus dos obras maestras: Petra y hoy con la naturaleza perfecta con su desierto de Wadi Rum que es patrimonio de la humanidad desde el 2011.