POR ALEJANDRO ALFARO

FOTOS: OSWALDO FIGUEROA

Para hablar del sentimiento del americanismo, pocos tan indicados como los jugadores surgidos de las fuerzas inferiores del club. Uno de esos casos es el de Mario Alberto Trejo, lateral americanista formado en Coapa que jugó entre la década de los 70 y 80.

Durante su visita a la redacción del ESTO, Trejo habló plenamente de su sentir por América desde que hizo la prueba para quedarse en el club hasta su consolidación años más adelante.

“Yo nací con el club. Llegué a los 14 años y tuve la fortuna de quedarme. Desde ahí fue una historia maravillosa pertenecer al equipo más importante de México. Haber hecho una carrera sólida, bonita e importante, que me costó trabajo y dedicación”, manifestó, y agregó que “no fue fácil y por eso doy gracias a Dios. Somos pocos los afortunados de jugar futbol profesional”.

Y es que, a decir suyo, el americanismo lo trae de nacimiento, por lo que consolidar una trayectoria con este equipo fue un sueño cumplido para él.

“Yo nací yéndole al América. Tuve la fortuna de irme a probar y eso me fue identificando más, me tatuó más el escudo y la institución. Dice Reinoso que él ama al América; puedo decir que yo también”, confesó con alegría, y abundó: “Tengo una identidad de americanista, el escudo en la frente, pero eso fue de nacimiento y toda la vida. Fui un afortunado. Tuve una infancia de ensueño por irle al América, el sueño de querer ser futbolista profesional para jugar en América y se me dio”.

LA CLAVE DE UN AMÉRICA DE ÉPOCA

AL ser cuestionado sobre el motivo por el que el América de la los ochentas fue tan ganador, Trejo resaltó la identidad y arraigo que tenían los jugadores con el equipo, por lo que puso como ejemplo algunos jugadores nacionales y extranjeros que sobresalieron con la camiseta azulcrema.

“El secreto fue que crecimos juntos. La ventaja es que todos éramos de fuerzas básicas, crecimos con el escudo de América. El tiempo nos ha dado la razón porque la mayoría son líderes, entrenadores y tenían un concepto muy bonito del futbol. Me refiero a Tena, Vinicio Bravo, Cristóbal Ortega, Javier Aguirre, De los Cobos, Hermosillo; y teníamos gente extranjera como Outes, Brailovsky, Batata, Zelada. Nos adaptamos todos e hicimos un gran equipo. Lo más importante es que sentíamos la camiseta, teníamos identidad. Ese fue el secreto”, sentenció.