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16, octubre 2016 - 20:22

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POR ALEJANDRO ALFARO

FOTOS: JOSÉ LUIS GARCÍA

ENVIADOS ESPECIALES

PUEBLA.- La angelópolis fue tomada por asalto. Fue invadida, casi secuestrada por los colores rojo y blanco de unas Chivas que se plantaron en el estadio Cuauhtémoc para imponer condiciones, jugar con autoridad y sentirse como en casa gracias al cobijo de miles de hinchas rojiblancos en la grada a los que no les fallaron con la expectativa que su visita generó.  La victoria fue redonda para un rebaño que apunta peligrosamente a la Liguilla y levanta la mano para ser tomado en cuenta como un rival serio en la lucha por el título.

EL JUEGO

Un envalentonado Puebla inició las hostilidades con el deseo de hacer valer su localía. Con más actitud y agallas que idea futbolística, La Franja intentó ir al frente e inquietó los primeros minutos a la zaga comandada por Rodolfo Cota. Sin embargo, los intentos poblanos se diluyeron y Guadalajara enfrió las acciones, las metió a su ritmo y se convirtió en el manda más del terreno de juego.

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Y es que la ausencia de Pulido no pesó. Marco Bueno peleó con hambre cada pelota en la que intervino en la búsqueda de demostrar su valía, esto aunado a un Zaldivar que comandó los esfuerzos ofensivos del chiverío, lo que quedó de manifiesto cuando fue derribado dentro del área para que se marcara la pena máxima, misma que ejecutó con temple para batir a Campestrini y hacer explotar en júbilo a los chiva hermanos.

Junto con la anotación llegó el diluvio. Como si fuera el reflejo de la tormenta que a los Camoteros se les vendría encima, ya que poco antes de concluir la primera mitad, Matías Alustiza se fue expulsado, lo oscureció aún más el ya de por si negro panorama para Puebla. Todo fueron reclamos y molestia en los dirigidos por Ricardo Valiño, quienes ya no pudieron encontrar las respuestas necesarias para resolver la encomienda.

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El futbol y la pelota estuvieron de un solo lado. Guadalajara monopolizó el dominio del cotejo incluso en el complemento. Fue ahí cuando Marco Bueno encontró la recompensa que tanto buscó. Centro al área del “Aris” Hernández, movimiento de Bueno para anticipar a la defensa, remate y… ¡Gol de Chivas! La suerte estaba echada. El tanto fulminó los ánimos de una Franja que solamente fue comparsa durante el resto del tiempo.

La tarde fue toda de Chivas. No hubo más. El desangelado Puebla no opuso resistencia y vio como se alejaron todavía más las aspiraciones que le quedaban de una hipotética Liguilla; además de dejar ir unidades en casa para el tema porcentual. Por su parte, Guadalajara parece haber regresado. La pesadilla quedó atrás y finamente podemos decirlo: el Rebaño peleará por el título.

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