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16, octubre 2016 - 22:17

┃ Miguel Angel García

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POR MIGUEL ÁNGEL GARCÍA

FOTOS: ALEJANDRO VILLA

No ha sido de las mejores tardes que haya registrado la actual temporada de novilladas en la Plaza México, si bien los novilleros han estado deseosos de triunfar, el escaso juego del ganado de Zacatepec fue el factor en contra para que la terna triunfara con fuerza. También hay que señalar que en muletas más experimentadas, la suerte de los astados hubiera sido otra; aunque la terna es puntera en las filas novilleriles, sus respectivos lotes les representaron un reto por demás serio. Sin embargo, el trío de espadas estuvo siempre en la línea de fuego, haciendo cuanto les fue posible para extraer muletazos y de esta forma poder dejar momentos de verdadero mérito. Fue el oriundo de Táchira, Venezuela, quien cortó la única oreja del festejo al segundo novillo de su lote y aunque la faena no fue rotunda ni redonda, su entregada actuación con banderillas y las tres tandas que logró rescatar al final de su trasteo, fue coronada de una extraordinaria estocada que tumbó al novillo sin puntilla y a petición del público se otorgó el trofeo.

 

ZACATEPEC, CERRO VIEJO Y SAN LUCAS

Se lidiaron novillos de Zacatepec, muy bien presentados, siendo el sexto el de más catadura. El segundo, tercero y cuarto llegaron con fuerza al piquero, el resto cumplió. Para la faena tuvieron variado juego, sin resaltar nada extraordinario. El cuarto, ya picado, fue regresado a criterio del juez por estar mermado de los cuartos traseros; salió el primer reserva de Cerro Viejo, que cumplió en todo. El quinto se despitorró en el tercio de banderillas y salió el segundo reserva de San Lucas, al cual le cortaron la oreja. El sexto fue aplaudido de salida por su impecable lámina, pero solo eso a resaltar del novillo.

 

A DESTACAR

Tras el paseíllo se rindió un minuto de aplausos en memoria del ganadero Gonzalo Vega, recién fallecido. Instantes después, la Porra Libre entregó el trofeo “Joselillo” a Nicolás Gutiérrez, que lo acredita como triunfador de la pasada temporada novilleril.

Y va mejorando la entrada, prueba fehaciente de que el público está regresando a los toros.

 

DECOROSO

Aplausos para la salida de Cariñoso, primero de la tarde, por su impactante lámina. Ya con la muleta, Nicolás Gutiérrez se fue a los medios, a donde pesan más las faenas para enfrentar a un nada fácil oponente. Y es que cuando el torero se topa con ganado deslucido y no se tiene la experiencia necesaria, el público termina del lado del toro. Y no es que Nicolás haya estado perdido, no obstante, el corto recorrido del animal aunado a que salía con la cara arriba, no permitió mayor lucimiento para mostrarse por completo el torero. Dejó series decorosas por ambos lados sin conectar con el cónclave, que tras el espadazo le chiflo su actuación, mientras que el novillo le aplaudieron en el arrastre.

Bárbaras las embestidas totalmente descompuestas con las que fue al capote el segundo de su lote, para luego llegar con el picador y literalmente morirse en el castigo, pues feneció al sentir el puyazo, para luego rodar por la arena constantemente. Habiéndose picado el juez decidió su regreso a los corrales, no había nada que hacer con el novillo que resultó inválido de los cuartos traseros.

Salió una reserva de Cerro Viejo, Bienvenido, número 41, al que lo lanceó con cadencia por verónicas y quitó por ajustadas tafalleras.

No fue el mejor novillo, ya que careció de toda calidad y a cambio era reservón y tendía a buscar las espinillas del torero; estuvo machacón Nicolás, quien al no encontrar respuesta mejor decidió cortar por lo sano.

 

DEJÓ EXCELENTE IMPRESIÓN

Jesús Enrique Colombo dejó una grata impresión y aunque su toreo no lució a plenitud por la falta de tela, asomó un toreo de calidad y de valor sereno. Ante su primer novillo puso banderillas demostrando suma capacidad, para entonces el respetable ya estaba de su lado. Con un par de doblones, el torero se comenzó a hacer de su socio, el cual acudía a regañadientes y aunque rajado, el venezolano lo sujetó para extraerle muletazos que valieron oro por lo complicado que se hizo el toro para ir a muleta. Tan corto se quedaba el animal que en una de tantas y por aguantarlo, el torero terminó en los lomos del astado. Pegado a tablas fue toda la labor, misma que pinchó el novillero tras una estocada de efectos retardantes y no se salvó del aviso.

Nuevamente puso banderillas en su segundo y ya había dejado dos pares monumentales; al alistar el tercero el novillo remató en el burladero a un costado de puerta de caballos, rompiéndose el pitón desde la cepa, por lo que fue devuelto por el juez.

Salió otra reserva, ahora del hierro de San Lucas, pero de muy escasa lámina que el público le chifló.

Y se animó a poner palos nuevamente, haciendo una delicia del segundo tercio, viéndose certero y preciso. Se llevó carretadas de aplausos. Con péndulos más con el corazón que plantado, Colombo inició su trasteo, una labor que careció de lucimiento debido a las nulas cualidades que tuvo su astado. Pero su paciencia tuvo recompensa y pegado a tablas pudo lograr los mejores momentos por ambos lados, extrayendo muletazos de buen trazo. Dejó una estocada fulminante que por sí sola valió la oreja. Los restos del astado fueron aplaudidos, aunque parezca extraño.

 

DESTELLOS

José María Hermosillo enfrentó a Fregolino, que hizo primero de su lote, bien armado astado y pronto para la capa, pero muy vencido hacia el torero a quien por poco le echa mano. Y ya entrado en gastos, el valiente torero se echó el capote a la espalda para quitar en forma vibrante.

Luego de un tercio de banderillas al estilo “rejoneo” por parte de los subalternos, Hermosillo tenía en la mesa un rompecabezas de mil piezas, ya que su socio tuvo más complicaciones que cualidades a destacar. Aplomado el astado y con la cabeza muy descompuesta cuando se animaba a embestir, el torero mostró disposición para poder extraer pases, dejando ver sitio y sobre todo deseos de triunfo. No había mucho qué hacer ante la poca potabilidad del novillo y tras dejar pases aislados de buena manufactura, el torero despachó de un horrible pinchazo señalado casi a mitad del lomo, luego de una estocada.

Ante su segundo astado, el más imponente de la tarde, Hermosillo le puso empeño y decisión a los lances, viéndose decidido. Bregó al paso para colocar el novillo ante el castigo. Y ya encarrerado quitó por zapopinas. Su labor con muleta prácticamente se estrelló con un astado sin clase ni calidad y que se fue a menos de inmediato. Para colmo de males comenzó a llover como diluvio. Mal matando.