Poco antes de emigrar a España, cuando culminó su etapa en México, “mi padre le dijo a sus compadres, que su hijo, ‘que este niño’, iba a ser el mejor jugador en la historia de México, y no paré hasta conseguirlo”, pondera hoy, orgulloso, Hugo Sánchez. Ídolo y referente del futbol mexicano en el mundo, saborea la predicción de su progenitor.

“Para ser el mejor había que jugar en el mejor futbol del mundo, por eso fui al mejor equipo de todos los tiempos, que es el Real Madrid”, arguye ahora. “Todos los reconocimientos que he recibido en mi trayectoria y haber sido el mejor jugador del siglo pasado en Concacaf, me ayudaron a cumplir lo que mi padre presumió en su momento”.

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Hoy, esas memorias las tiene tan frescas, que aún se ve enfundado en la casaca merengue. “Parece que fue ayer”, dice una y otra vez durante la charla exclusiva con ESTO. “Todos los proyectos que se hacen en la vida tienen que estar sometidos a una preparación, y esa preparación indudablemente me vino desde niño por tener unos genes que Dios nos permitió en cuanto a que mi padre y mi madre tenían genes deportivos. Mi padre siendo futbolista y a mi madre le gustaba el voleibol. De los seis hermanos, tres olímpicos, y de los tres hombres, tres jugadores de futbol. Mi hermana gimnasta olímpica, puso su gimnasio”.

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DON MARIO

Hugo, un hombre agradecido con la vida, conserva en su corazón la ayuda de quienes le brindaron apoyo en su nacimiento como futbolista. “Fui seleccionado y con el apoyo primero de los entrenadores, Alfonso Portugal, Diego Mercado y Joaquín Badillo, y luego, arriba de ellos, estaba Don Mario Vázquez Raña, uno de mis padres deportivos, quien en paz descanse, que nos apoyó en todo este proyecto por medio del COM”. (Rafael Huesca).