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23, octubre 2016 - 22:50

┃ Miguel Angel García

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POR MIGUEL ÁNGEL GARCÍA

FOTOS: ALEJANDRO VILLA

El diestro sevillano Rafael Serna se ratificó en la Plaza México como un novillero puntero luego de haber cortado nuevamente una oreja, resultado similar al que registró en agosto del año pasado, aunque esta vez mostró un crecimiento notorio en su tauromaquia.

Llegó Serna a la plaza capital dispuesto a mostrarse como una verdadera promesa con tintes ya de matador. Ni la grave cornada que sufrió en junio pasado en Las Ventas, de Madrid, mermó el espíritu de este grandioso torero, quien la tarde de ayer en el coso de Insurgentes patentó una firmeza de querer ser figura del toreo y una entrega desbordada. Fue el sevillano el ejemplo, amén de enseñar sitio, técnica, arte y sentimiento.

No así fue la tarde para el tlaxcalteca Gerardo Rivera, quien se vio impropio para cubrir este compromiso más cuando su alternativa ya esta en puerta. No estuvo a la altura del ganado y poca ha sido su actitud, sobre todo en su primer novillo.

Mientras que Manuel Gaona hizo valido la extrañeza de por qué estaba en el cartel y pasó desapercibido ante sus dos astados, navegando toda la tarde en un océano de dudas y desconfianza.

 

SAN MARCOS

Para esta tercera novillada con picadores, se lidió un encierro de San Marcos, propiedad de Marcos Villaseñor Vivanco e Ignacio García Villaseñor, oriundo de Jalisco. No fueron fáciles, inciertos en cierto modo y acusando idea que da la edad, pero tampoco se comían a nadie. El primero, que fue aplaudido a su salida tuvo el defecto de arrastrar los cuartos traseros y le costó mucho desplazarse. El segundo, quinto y sexto empujaron con más ímpetu ante el picador, sobresaliendo éste ultimo al ir incluso dos veces al peto. Pero sin duda el mejor ha sido el quinto, al que le cortó la oreja Serna y fue aplaudido en el arrastre. Nadie dijo que el ganado sería una perita en dulce, sino que la prueba estaría seria.

 

A DESTACAR

Regresaron el tiempo a la plaza, ya que reinstalaron las manecillas del reloj tras un minucioso mantenimiento. La entrada se mantuvo como la del domingo pasado, siendo muy buena. Cielo nublado, poco viento, pero frío de verdad. Y prácticamente todas las barreras ya lucen nuevas.

 

OTRO NIVEL

Abrió plaza el sevillano Rafael Serna, quien no se acomodó con la capa para saludar al público, pero en quites cuajó una serie de chicuelinas que impactaron. Algo le vio al toro que decidió brindarlo al cónclave. Pero sólo fue detalle de reconocimiento a los aficionados, ya que en realidad el toro no dio opción alguna para triunfar. Serna, siempre firme y empeñoso, pechó con un astado soso, deslucido, que le costó mucho desplazarse y rodó algún par de ocasiones debido a su falta de fuerza en los remos traseros. Lo despachó de un espadazo.

Ante su segundo, al cual no decidió brindar, llegó lo bueno de la tarde. De inmediato el torero hispano se fue a plantar delante de la cara del llamado Lonche, para crear una faena por ambos lados del astado, con pases por derecha de muy buena estructura y naturales de cara manufactura. El toro logró caminar mejor que sus hermanos, dando lo exacto para que Serna consiguiera lucir y hacer vibrar al respetable. Su labor la combinó con adornos como desdenes, trincherazos y pases de trinchera, siendo éstos dignos de una pintura por su belleza y sentimiento con que los imprimió. Firmeza, entrega y mucha, pero mucha disposición fueron los factores con que Serna se ayudó para triunfar, aunado a su idea del bien torear y el trazo hondo que manifestó en su propuesta. Hasta intentó una poncina, pero el astado ya había dado todo de sí.

Dejó una certera estocada el sevillano, sólo que el animal se amorcilló; sin esperar más, usó el descabello y de uno solo rubricó su estupenda faena. Se concedió oreja a petición, bien ganada, mientras que el novillo fue aplaudido en el arrastre.

 

IRRECONOCIBLE

Gerardo Rivera sólo dejó detalles en los lances de recibo ante su primer astado; luego, previo puyazo, el de Tlaxcala quitó por chicuelinas para rematar soltando la punta de la capa.

También brindó a la romería, comprometiendo su labor. Y se fue de rodillas a citar al astado para ligarle los primeros pases sin mucho que destacar. Puesto en pie, el próximo matador de toros intentó ponerse a la altura del astado, pero la realidad es que el sanmarqueño, que sin ser el diablo, se le fue para arriba por ambos lados, dejando al descubierto al tlaxcalteca, quien mejor cortó por lo sano. Para malas marró con el acero al primer intento, dejando una entera en el segundo viaje.

Con su segundo novillo dejó detalles con la capa al inicio, pero mejoró en quites, que fueron verdaderamente estrujantes. Nuevamente se fue a los medios a brindar convencido de que ésta era la buena. Las dos primeras series, una por derecha y la otra al natural, se vio en apuros el torero, dejándose alcanzar la muleta y en la tercera serie, con la mano diestra, tenía divididas las opiniones. Lo siguiente no fue mejor, sólo dejó detalles y ya sin planteamiento se fue a cambiar la espada simulada por la de acero. Rubricó con bernardinas de gran exposición y con una estocada que no bastó y concluyó con el descabello sin salvarse del aviso. Se retiró en división de opiniones. Una de dos: o de plano se adelantó su alternativa o Gerardo estuvo esta tarde con muchas precauciones para llegar sano y salvo al doctorado. O algo pasó, por que su historial no es una mentira. Ojalá solo haya sido una mala tarde.

 

QUEDÓ EN EL ANONIMATO

Manuel Gaona brindó su primer ejemplar al público, que fue lo más destacado. No pegó un pase en ese astado y aunque éste era reservón y le echaba el ojo, tampoco le intentó más y mejor cortó su labor. Mal matando.

AL cierra plaza le intentó sin poderle en lo que fue un trasteo corto.

Mal matando y aviso, debido a que el puntillero levantó al moribundo astado.

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