México tiene una dura visita a Estados Unidos el mes entrante a la ciudad de Columbus en donde arrancará contra la selección de las barras y las estrellas en el Hexagonal final de la Concacaf rumbo a Rusia 2018.

El duelo es una prueba de fuego para el equipo mexicano que no ha ganado en las cuatro ocasiones en las que se ha presentado en esa urbe para los Mundiales de Corea-Japón 2002, Alemania 2006, Sudáfrica 2010 y Brasil 2014.

Es una prueba de fuego para todos y cada uno de los seleccionados. En primer lugar para Juan Carlos Osorio, quien en los últimos encuentros ha generado más dudas que respuestas sobre el estilo de juego, en donde al equipo no se le vio un buen funcionamiento. Sin embargo, alcanzó resultados positivos ante El Salvador y Honduras en el cierre del cuadrangular. Más tarde,  cumplió con resultados positivos ante Nueva Zelanda y Panamá.

Osorio sigue firme en el Tricolor, los federativos están con él, evalúan sus resultados y hasta ahora los convence. El entrenador busca redimirse con el aficionado mexicano y una victoria ante el vecino del norte le ayudaría un poco, pero de caer prendería las alarmas.

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También la prueba de fuego es para los jugadores. En su mayoría para los “europeos” quienes fueron participes de la humillación chilena en la Copa América Centenario y ahora no deberán poner como pretexto el problema de la altura de la Ciudad de México, ya que irán a Columbus en donde las temperaturas serán bajas, exactas al clima que impera en el viejo continente y del que están acostumbrados.

Columbus, Ohio, regala temperaturas entre 3 y 7 grados Celsius, por lo que la sensación térmica puede ser menor. Así que no habrá pretextos para Andrés Guardado y Héctor Moreno que juegan en Eindhoven con temperaturas similares. Mismo caso para Layún, “Tecatito” y Herrera en Porto.

En el Mapfre Stadium, casa del Columbus Crew, la temperatura llega alcanzar los -7 grados, por lo que hace alusión al sobrenombre con el que carga, La Congeladora de Columbus, así que los “europeos” llegarán a su “mero mole”, no tendrán problemas a este clima y se olvidarán por un momento de la tediosa altura de la Ciudad de México, esa misma que les hace una mala pasada cada que entrenan en el CAR y juegan en el contaminado estadio Azteca de la Ciudad de México.

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Mucho se habla que la altura de la CDMX es el principal rival hacia las selecciones que la visitan, pero ahora se ha convertido en el primer enemigo de los “europeos”, por lo que los federativos estudian salir del Coloso de Santa Úrsula y no tanto porque el aficionado capitalino no responda a llenar el estadio.

Para redondear la prueba de fuego, el Tricolor debe pegar en Columbus, salir con los tres puntos y viajar con el ánimo por las nubes a la segunda escala, Panamá. El Tricolor debe dar un golpe de autoridad, sumar sus primeros tres unidades de visitante y regocijar a una afición golpeada en los últimos tiempos.

Así como también quebrantar la marca de no poder ganar en Columbus, ciudad en donde los del Tío Sam le han tomado la medida al seleccionado nacional, ya sea bajo las órdenes de La Volpe, Aguirre y hasta de Luis Fernando Tena en sustitución del Chepo de la Torre.

México tiene una dura problemática, debe llamar a sus mejores hombres, a los “europeos” que están adaptados al clima y trabajar por una larga semana en la ciudad de Columbus.