Con la convocatoria anunciada del Tricolor, oficialmente inicia la cuenta regresiva de la visita de México a los Estados Unidos en el arranque del Hexagonal de la Concacaf.

Precisamente dentro de ocho días, el 11 de noviembre, México visita por quinta ocasión a los de las barras y las estrellas en la Congeladora de Columbus, en el estadio Mapfre donde se registran bajas temperaturas y en el que la Selección numera cuatro derrotas consecutivas dentro de las eliminatorias mundialistas.

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En las anteriores cuatro visitas, los combinados nacionales han salido con el mismo número de descalabros, todos ellos al son de 2-0 para que el “Dous a cerou” ya fuera un Himno entonado por los estadounidenses.

Además de ello, el orgullo está en juego al ser el Clásico de la región, en donde México busca a toda costa refrendar el mote del Gigante de la Concacaf contra un rival que ha crecido en las últimas décadas.

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El odio deportivo va en la sangre de mexicanos y estadounidenses, sin embargo connotaciones de idiosincrasias, cultura e historia van en juego. El último antecedente entre ellos no es tan lejano, pues apenas en octubre de 2015, México derrotó 3-2 a los gringos en el Rose Bowl de Pasadena en lo que fue el pase a la Copa Confederaciones de Rusia 2017.

El duelo luce bastante interesante, van los mejores. Ambas selecciones regalan verdaderos encontronazos y se han apuntado a los Mundiales desde 1994. No han faltado a las citas de Francia 98, Corea-Japón 2002, Alemania 2006, Sudáfrica 2010 y Brasil 2014.

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Los dos equipos pondrán a sus mejores hombres. Klinsmann buscará revancha por el trago amargo de 2015 y Osorio intentará romper esa marca perdedora de cuatro derrotas al hilo, además de continuar con el buen paso fuera del Azteca, ya que ganó en San Pedro Sula, Vancouver y San Salvador, ciudades en donde el Tricolor no triunfaba desde hace tiempo.