Hazañas como la que firmó el domingo Cristiano Ronaldo hacen sentir que las leyendas en el futbol cada día son más completas.

El portugués no solamente le entregó su quinto Campeonato del Mundo al Real Madrid (1960, 1998, 2002, 2014 y 2016 -ya sea en el formato de la Copa Intercontinental o el Mundial de Clubes-), sino que también convirtió a los merengues en el equipo con más reinados de este tipo.

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De Cristiano se puede decir mucho y a la vez poco. Es conocida su calidad en cualquier ámbito. Su característica es aparecer en momentos precisos. Ronaldo simplemente ha hecho de todo y, sin contar el Mundial de Futbol, nada se le ha escapado.

Los más probable es que 2016 sea el año en el que CR7 desarrolló su mejor futbol y en donde pudo llegar a una madurez que no solamente se refleja dentro y fuera de la cancha, sino también en sus múltiples premios ganados.

La final del Mundial de Clubes lo catapultó a la historia. Tres marcas complicadas de igualar fue lo que el 7 del Madrid alcanzó.

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El primero fue igualar a Luis Suárez, César “Chelito” Delgado y su eterno rival Lionel Messi como máximo artillero del torneo.

Un poco más significativo es el galardón al mejor jugador del campeonato. Solamente dos portugueses lo habían logrado. Maniche y Deco, con Porto y Barcelona respectivamente le dieron ese honor a los lusitanos. Pero el de Cristiano sin duda es el más representativo, porque es el trono que le faltaba, aquel a que nadie se había trepado nacido en la península de Peniche. El eterno siete es hoy por hoy el máximo futbolista de ese país.

La tercera y última es igualar al considerado mejor jugador de todos los tiempos. Sí, Cristiano se emparejó con Pelé. El brasileño había sido el único en marcar tres anotaciones en finales del torneo en cualquiera de sus dos conformaciones. La noche ante el Kashima Antlers lo pone en el olimpo dentro de los grandes momentos de cualquier jugador.

El lusitano cerró dos semestres que no olvidará. UEFA Champions League, Mundial de Clubes, Balón de Oro, Mejor jugador de la UEFA y, por si fuera poco, la primera Eurocopa de Naciones para Portugal.

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CR7 cerró un año fantástico. Fue el protagonista en todos los aspectos futbolísticos y pasó a la historia como un referente, un mito del futbol portugués y en la historia del juego.

El tricampeón del Mundo en clubes no le pide nada a cualquiera para ser considerado el número uno en cuanto al deporte de las patadas.