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29, diciembre 2016 - 15:27

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La mayoría de la gente que sigue a la Selección Nacional recordará 2016 por dos capítulos en especial: La derrota de 7-0 ante Chile, en la Copa América Centenario, y la victoria de 2-1, en Columbus, sobre Estados Unidos, por la eliminatoria a Rusia 2018.

Panoramas contrastantes y que pusieron en distintas posiciones al técnico colombiano Juan Carlos Osorio, quien estuvo a nada de dejar el puesto, pero ahora, a final del año, se mantiene firme en este camino y en la eliminatoria hacia 2017, en el que además tiene la Copa Confederaciones y la Copa Oro como otros objetivos en su agenda.

El año comenzó con un amistoso ante Senegal (Sub-23), que servía para encontrar elementos que complementaran a los “europeos”, de cara a los primeros partidos de la eliminatoria ante Canadá. Victoria sobre los africanos y el inicio de lo que después se conocería como las “rotaciones” de Osorio.

En Vancouver, el Tricolor continuó con su camino perfecto, al vencer a los de la Hoja de Maple, cosa que días después hizo también en el estadio Azteca. Osorio no tenía ningún problema hasta ese momento, y cualquier duda que hubo respecto a su nombramiento quedaba disipada con resultados positivos.

Pero luego vendría la Copa América Centenario y los partidos de preparación. Los movimientos de jugadores tomaron fuerza y comenzó a generarse un panorama raro, que era bien disfrazado con las victorias en los primeros dos partidos de esta competencia continental, ante Uruguay (3-1) y Jamaica (2-0).

México necesitaba de al menos un empate ante Venezuela para clasificarse a la siguiente ronda y evitar a Argentina en un cruce peligroso. Y así lo hizo. El cuadro Tricolor igualó a un gol con los venezolanos y pasaban a la siguiente etapa para enfrentarse a Chile, con el que habían jugado en el último amistoso antes de esta copa.

Parecía que Osorio y compañía se encontraban con un rival complicado (actual campeón de América), pero con posibilidades de hacer algo mejor a lo que ocurrió. Fatídica noche en Santa Clara. El equipo mexicano, sin Rafael Márquez, quien se quedó en la banca tras salir de la concentración por el nacimiento de su hijo, fue una caricatura. Se fueron 3-0 al medio tiempo y el panorama no era alentador; hubiera sido mejor cerrar el campo para no recibir la humillación, porque la serie de cuartos de final estaba perdida.

Pero no fue así, 7-0 final que obligó a los futbolistas a ofrecer disculpas. Sinceras o no, se escuchó a los verdes con ese discurso de culpa y de ganas de componer las cosas para el siguiente partido de la eliminatoria.

Este se dio ante El Salvador, en el Cuscatlán, con victoria de 1-3 para México. A este partido no asistieron por lesión hombres importantes como Javier Hernández y Oribe Peralta, pero igual sorprendieron otros como Ángel Sepúlveda y Raúl Jiménez. Luego, volvieron bajar el ritmo al empatar contra Honduras en el Azteca. Aún así pasaron como primer lugar al Hexagonal.

Antes de iniciar con esa fase de la eliminatoria vinieron dos amistosos muy cuestionados. ¿Nueva Zelanda y Panamá? ¿Qué les dejarían estos juegos? Quizá nada más que el regreso de Giovani dos Santos y Marco Fabián a la Selección Mexicana. Ambos elementos fueron parte del equipo que semanas después ganó en Estados Unidos.

La visita a Columbus marcaba el inicio del Hexagonal. Nunca se había ganado en ese lugar y la maldición amenazaba con mantenerse. Lo empató a uno el cuadro estadounidense, cuando México ganaba con gol de Layún. Y se iban encima de la meta de Talavera, hasta que llegó “El Patrón” y le bajó los humos.

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Rafael Márquez marcó el gol con el que México consiguió una victoria histórica (2-1) y se sacudió algo del ridículo ante Chile, aunque eso todavía será recordado por mucho tiempo. México abría bien el camino final a Rusia y después empató contra Panamá, en su segunda visita al hilo.

El año de Osorio y el Tricolor terminó de la misma manera que inició: con los resultados a su favor para respaldar un proyecto que al parecer nunca dejará a todos satisfechos. El año 2017 lo arrancará en Las Vegas, con otro amistoso antes de jugar de local frente a Costa Rica, por la eliminatoria. ¿Este partido será en el Azteca o no? Todavía falta por decidirlo, aunque los federativos no tienen –a diferencia de los jugadores– la mínima intención de abandonar la capital del país.

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LA OLÍMPICA FALLÓ

Otro duro golpe. Después de lo ocurrido cuatro años antes con el oro conseguido en Londres 2012 por el equipo dirigido por Luis Fernando Tena, los Juegos Olímpicos de Río 2016 suponían otra buena competencia para el futbol mexicano. Pero el equipo de Raúl Gutiérrez no logró el objetivo trazado y se convirtió en otro fracaso.

Todo el año, antes de los juegos, fue un ir y venir para el técnico con los problemas en las convocatorias y para armar los equipos. Al final, consiguió una Selección que tenía el potencial para pensar en medallas, pero que no logró plasmarlo sobre la cancha hasta quedar eliminados.

Las cosas comenzaban positivas con un empate ante Alemania en donde mostraban personalidad. Sin embargo, el primer tiempo que dieron contra Fiji fue un mal presagio para lo que vendría después, porque a pesar de la victoria ante los oceánicos, la derrota frente a Corea se convirtió en la pesadilla de la que no querían formar parte. El Tricolor Olímpico se quedó en la fase de grupos, tras ser tercer lugar de su sector, y así tenían que regresar a casa.

Como consecuencia de lo sucedido, Raúl Gutiérrez dejó de ser el técnico de dicha representación y quedó fuera de los procesos de cualquier otro conjunto nacional, con lo que iniciará con una nueva etapa en su carrera como entrenador, a la espera de dirigir a un equipo profesional.