Tras la cómoda victoria de los Acereros de Pittsburgh ante los Delfines de Miami en la ronda de comodines, el único sobresalto fue una jugada al término del último cuarto, la que provocó que el quarterback Ben Roethlisberger se fuera del estadio con una bota protectora por un leve tirón en el tobillo derecho.

Roethlisberger acabó tirado en el terreno del Heinz Field, pero pudo encaminarse trotando al vestuario.

Si bien el mariscal de campo le restó importancia al golpe y que su disponibilidad para la visita a Kansas City el domingo se da por descontada, ello no sirvió de consuelo para el tackle derecho Marcus Gilbert, puesto que fue el jugador que dejó pasar a Cameron Wake.

“Cuando eso pasa, honestamente, te sientes mortificado”, dijo Gilbert. “Pero es uno de los jugadores más aguerridos que conozco. Saldrá a jugar pese a todo, estará de pie, hará lo que tenga que hacer para jugar la próxima semana y hacer lo suyo”.

Ahora, de cara al duelo ante los Jefes, las principales preocupaciones de Pittsburgh se centran en la condición del pie de Roethlisberger y la ausencia de Joey Porter, un entrenador de linebackers.

Porter recibió una licencia tras ser arrestado la noche del domingo en un bar de Pittsburgh por cargo de agresión a un policía, resistirse al arresto, alteración del orden público, violación desafiante a la propiedad y embriaguez en la vía pública.

El gerente general del equipo, Kevin Colbert, dijo que seguían recopilando información sobre el incidente y que se ha mantenido en contacto con la NFL, como lo establecen las reglas de la liga. Pittsburgh enfrentará el domingo a Kansas City en la ronda divisional.

Porter, el entrenador de linebackers de la ‘Cortina de Acero’, jugó 13 temporadas como linebacker con Pittsburgh, Miami y Arizona. Fue elegido cuatro veces al Tazón de los Profesionales, tres de ellas con los Acereros, equipo con el que jugó de 1999 a 2006, y una vez con Miami.