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15, febrero 2017 - 14:26

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Nota-Espectaculos-Cine-Mexicano

Por Alexis Grivas / Enviado especial

Una de las temáticas dominantes por segundo año consecutivo en la Berlinale, aquella de la migración, del intento de miles de personas por huir tanto de la guerra como de la penuria económica, dirigiéndose a países europeos que a sus ojos parecen unos paraísos, se hizo de nuevo presente ayer, en esta ocasión en El Otro Lado de la Esperanza, del peculiar, excéntrico y talentoso realizador finlandés Aki Kaurismaki, quien estrenó el día de ayer su nueva película en la competición de la Berlinale, después de haber sido en varias ocasiones un asiduo de la competición del Festival de Cannes,  gran rival de la Berlinale. Películas de este iconoclasta cineasta, uno de los pocos veteranos maestros del cine del continente, han sido estrenadas aquí, anteriormente en la sección paralela del Fórum.

En El Otro Lado de la Esperanza, Kaurismaki reanuda con la temática de su largometraje anterior Havre (2012), con la diferencia que aquí, uno de los dos protagonistas, además de su condición de personaje marginal como los que pueblan el cine de Kaurismaki, tiene el estatuto de refugiado sirio quien trata de sobrevivir como clandestino en el margen de la sociedad finlandesa, cuyo Gobierno le ha negado el derecho de asilo.

Filmada con su bien conocido, por lo menos a los cinéfilos, estilo, donde el minimalismo de la acción va de la par con una mirada sarcástica y irónica hacia todo lo que representa autoridad e imposición social, la película en sí no aporta algo nuevo al universo donde se desarrollan, desde el punto de vista formal, las obras del realizador finlandés no dejan de ser humanistas y de actualidad, colocándose entre los filmes que serían considerados por el jurado en el momento de decidir sus premios.

Sin duda, el film dominó desde lejos la competición de ayer, puesto que el resto de las películas estrenadas en esta sección los últimos dos días se sitúan por debajo de la barra que han marcado hasta ahora los filmes de Kaurismaki, de la húngara Ildiko Enyedi, del chileno Sebastián Lelio y de la polaca Agnieszka Holland.

 

CAMADA DE ESTRELLAS

Por lo menos, algunas de las películas de competición del principio de esta semana aportaron al festival una nueva camada de estrellas, elemento también necesario a un certamen de esta categoría.

Así, entre las estrellas del día en la Berlinale destacaron Kristin Scott Thomas, Bruno Ganz, Timothy Spall, quienes protagonizan la última entrega de Sally Potter, La Fiesta, una comedía dramática familiar que, presentada en competición, resultó ser la película más accesible para el público de las hasta ahora exhibidas por la realizadora británica de cine y de teatro, quien es conocida por sus filmes de ficción formalistas y que rozan lo experimental (Orlando, 1992; Yes, 2004 y Rabia, 2009).

Hasta película de género tuvimos en la competición de este año con Mr. Long, una historia de gánsters, un ejemplar de la parte importante que ocupa este tipo de filmes en la producción de los países asiáticos, como lo son Taiwán y Japón, y que son apreciados por un numeroso público local.

 

En el caso de Mr. Long, existe la particularidad que su director, el japonés Shabu, introdujo en la narración algunos elementos de carácter lirico y fantástico que no siempre se encuentran en las películas de este género.

Digamos que Shabu tiene un estatuto casi de culto entre los cinéfilos occidentales, lo que a mi entender podría explicar la decisión de la Berlinale de incluir una película de este género en la competición.

 

FALLIDO INTENTO ALEMÁN

No habría mucho qué decir de los aportes de las producciones alemanas presentadas en competición, a lo largo del inicio de esta segunda y última semana del certamen… Noches Blancas de Thomas Arslan resultó ser un fallido intento de tratar el interesante tema de la relación disfuncional entre padre e hijo, mientras que no puedo entender por qué razón el documental de largo metraje Beuys que Andrés Veiel presentó sobre el homónimo famoso artista plástico alemán, ha sido incluido en la competición. No se trata que si es malo o bueno.

Muy simplemente este género de documental está destinado a otro tipo de certamen, como los del género documental y/o los dedicados a formas de arte plástico y no a la Berlinale, y sobre todo por su seccióncompetitiva.

 

CINE IBEROAMERICANO

Por otro lado, ayer martes fue el día del cine iberoamericano en la Berlinale. Agrupadas en el Centro Cultural Iberoamericano, al lado del palacio del festival, hubo varias actividades que concluyeron con una recepción nocturna. Entre las actividades que se ofrecieron, destacó la mesa redonda a propósito de la presencia del cine en el continente, dentro del panorama internacional de festivales y mercados de cine. Participaron ponentes y cineastas como Albertina Carri, de Argentina; Marcelo Gomes, de Brasil; Andrés Bayona, de Colombia; Alex de la Iglesia, de España y Everardo González, de México; bajo la moderación del director del festival de San Sebastián, José Luis Rebordinos.

La mesa fue precedida por el homenaje póstumo al gran crítico brasileño José Carlos Avellar, fallecido el año pasado. Fue un acto de considerable carga emocional, para los que conocimos y tratamos a José Carlos, cuyos atributos y memoria se encargaron de recordar Manoel Rangel, secretario de las Agrupaciones Profesionales Latinoamericanas CACI y ANCINE, Jorge Sánchez director general de Imcine y la viuda de José Carlos Avellar.

Sánchez, en su intervención, se refirió al gran aporte del critico brasileño a la promoción del cine latinoamericano -Avellar era, además, delegado de la Berlinale para Brasil- y a su particular relación con y para el cine mexicano, a través del Imcine como del Festival de Guadalajara, cuyo director Iván Trujillo estuvo presente en el acto e hizo saber que otro análogo homenaje se rendirá al desaparecido crítico en el festival tapatío el mes próximo.

Siguiendo con las noticias relativas al cine mexicano, esta vez les tocó estrenos en la Sección Generation, dedicada al cine para niños y adolescentes, tanto al largo de ficción Tesoros, de María Novaro, como al corto Libélulas, de José Pablo Escamilla.

México coorganiza este año con el Mercado del Filme del Festival (EFM) y además participa en la sección dedicada a series de TV (Drama Series Days), una parte de la Berlinale ven pleno desarrollo desde dos años ya.

Entre las varias mesas y sesiones de trabajo que se están llevando a cabo, se encuentra también la denominada Nuevas Fronteras-Contenido Original de parte de América Latina, donde interviene como ponente el conocido director/productor mexicano, Gerardo Naranjo.

Mientras tanto, sigue el ambiente muy positivo que se ha creado alrededor del documental de Everardo González, La Libertad del Diablo. Última aportación a este favorable contexto, la excelente crítica que apareció el día de ayer en la especializada revista y sitio inglés el trade-paper Screen International en su edición diaria en la Berlinale.

Hasta ahora tanto en las publicaciones de los diarios del festival como en las conversaciones y conferencias de prensa -véase la entrevista que concedió justamente a Screen International por el miembro del jurado internacional Diego Luna- le “llovía” regularmente y constantemente a quien más que a Trump por sus decisiones arbitrarias y estilo de ejercer la presidencia y que afectan también las artes y la industria del cine norteamericanos… Bien, pues a partir de ayer, ¡Trump ya tiene compañero de viaje en la persona del presidente turco Recep Tayyip Erdogan!

Los cineastas turcos aquí presentes organizaron una protesta en el Mercado del Cine a la que se juntaron muchos colegas suyos de otros países, en condena por su régimen autoritario, encarcelaciones, despidos masivos, censura, cierre de medios de información que, desde hace unos meses, está aplicando el presidente turco, medidas que además afectan a los sectores de la cultura en general y del cine en particular.

 

 

 

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