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17, febrero 2017 - 20:59

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POR ALEJANDRO ALFARO
FOTOS: RAMÓN ROMERO
ENVIADOS ESPECIALES

VERACRUZ.- El campeón despertó. Su sueño fue largo y pesado. Parece que la resaca del campeonato lo persiguió durante varias semanas, pero en su visita a Veracruz, Tigres volvió a rugir, y lo hizo con autoridad, con un triunfo que no dejó dudas de su superioridad en el terreno de juego sobre unos Tiburones que, hasta anoche, habían hecho del “Pirata” Fuente un terreno infranqueable.

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Fueron dos goles, pero pudieron ser cuatro o cinco de no ser porque la contundencia no fue la mejor, además de algunas atinadas atajadas de Melitón Hernández, quien por mas que trató, no pudo bajar su cortina.
Las abarrotadas gradas de la casa jarocha no pudieron repetir el festejo de las jornadas anteriores, y por el contrario, los fanáticos salieron con la preocupación de ver a su escuadra con un segundo descalabro consecutivo que los hizo dejar tres puntos más en la apretada lucha por no descender en la que se encuentran metidos de lleno.

EL JUEGO

Con sus respectivas urgencias y necesidades, Veracruz y Tigres saltaron a la grana del Luis “Pirata” Fuente a reencontrarse con la victoria, conocedores de que un resultado diferente les serviría de poco y nada en sus respectivas luchas.
Bajo ese tenor, los Tiburones fueron los que intentaron marcar el ritmo e imponer condiciones en una cancha que en fechas anteriores había representado una fortaleza de la que nadie le arañó puntos. Sin embargo, se encontró con un Tigres dominador de un sistema, orden y parado sobre el terreno de juego que nulificó a hombres como Reyna, Herrera, Villalva e Hinestroza, quienes poco pudieron hacer para inquietar la cabaña resguardada por el joven Aarón Hernández.
La primera parte de la tarea estaba hecha por el campeón; nulificar a su rival, enfriar las acciones y llevarlas a su ritmo, en el cual comenzaron a generar jugadas de real peligro en las que de no ser por la falta de contundencia y las intervenciones de Melitón Hernández, Tigres se hubiese ido al descanso con ventaja en el marcador.
Primero fue Gignac. El hombre más letal de los felinos, quien increíblemente dejó ir una anotación cantada en un centro venenoso de Quiñones que dejó al francés solo, en el área chica y de frente al arco, para que este machucara la pelota de forma descompuesta y la mandara por un costado.

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Después, Ismael Sosa fue el responsable de ahogar el grito de gol en los seguidores auriazules que viajaron al Puerto, ya que logró colarse al área para quedar mano a mano ante el meta jarocho, quien rápidamente achicó y tapó el disparo del dorsal 18 de la UANL para beneplácito de la hinchada local, que dicho sea de paso, abarrotó el graderío del “Pirata”.
Con el inicio del complemento se reanudó el tiroteo de Tigres a la portería de Veracruz. Sosa, Advincula, Gignac; todos intentaron y tuvieron oportunidades que bien pudieron terminar en con el beso de la redonda a la red, pero el tino no fue el necesario, además de que Hernández no dejó de estar atento para multiplicarse cuando tuvo que ser necesario en vía de mantener el cero hasta donde sus capacidades se lo permitieran.
La justicia, que no siempre se hace presente en este juego, le sonrió a Tigres tras varios intentos, y en una escapada llena de habilidad de Ismael Sosa, con un autopase incluido, el argentino desbordó y con precisión milimétrica, le puso un servicio a modo a Gignac, quien esta vez no tuvo piedad de su adversario e incrustó la de gajos lejos del alcance de Melitón.
La estocada de Tigres trajo consigo la tranquilidad de sus atacantes en la ofensiva, la claridad llegó, y con ella, el gol que sentenciaría las acciones. En su segunda colaboración directa en las anotaciones de su equipo, Gignac entró al área y encaró a los defensores rojos, y justo cuando todo mundo esperaba que imantara al arco, el galo habilitó a Quiñones, quien agradeció el gesto con una palomita que dio rumbo de portería a la pelota. 0-2 y la loza ya era muy pesada para Veracruz.
La cuenta la cerraría Júrgen Damm, quien aprovechó que Kristian Álvarez no pudo cortar un centro de Dueñas y se enredó con el balón, dejándolo a merced del volante de Tigres para que simplemente pusiera la cereza sobre el pastel del monarca de la Liga.
Al final de la noche, la dentadura de Tigres estuvo mucho más afilada que la de los Tiburones. Sus ataques fueron más letales y terminaron siendo el cazador de una presa jarocha que no tuvo los argumentos para plantarle cara.

GOLES

ACCIONES DEL PARTIDO

 

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