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22, febrero 2017 - 9:33

┃ José Luis Camarillo

Nota-Box-Kebnum-Torres

 

Germán Torres es un campeón histórico, ya que fue el que puso en circulación el cinto nacional minimosca y después consiguió la corona del mundo, tras cuatro fracasos en el intento.

Además, se trata del único púgil de Celaya que ha estado en un trono universal.

El que habilidoso y fuerte pegador, se distinguía igualmente por su vestir elegante y nunca se le miró con sobrepeso.

Torres asistió al Martes de Café del Consejo Mundial de Boxeo que encabezó Mauricio Sulaimán Saldívar, y ahí lo encontramos acompañado de su hijo Kenbum, nacido en Japón, al que procreó con su esposa nativa de aquel país.

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Charlamos con Germán.

-Es grato encontrarte como representante de tu hijo boxeador; ¿qué haces después de haber sido campeón del mundo?

“Soy administrador de los departamentos que tengo en mi tierra, Celaya, pero mi hijo me pidió ayudarle para seguir en el boxeo profesional, porque estuvo un tiempo inactivo por momentos difíciles de platicar, y espero que el año que viene sea campeón del mundo”.

-¿Hace cuánto tiempo volviste de Japón?

“Tengo como seis años en México, vivo con mi esposa. Mi suegra está con nosotros. Viajo a Japón cuando Kenbum pelea allá”.

-Germán, ¿qué recuerdas de las grandes peleas que ganaste contra Cándido Téllez y “Panterita” Ursúa?

“Primero, como amateur, fui campeón de Guantes de Oro. Después, en 1979, peleé una eliminatoria para sacar campeón nacional por primera vez en peso minimosca. Vencí a Cándido Téllez y Lupe Madera, y a ‘Bazookita’ Zavala en la final. Fui el primer campeón nacional de esa división y luego a nivel mundial me convertí en el primero que gana un campeonato del mundo hasta la quinta oportunidad. Subí con bastón a pelear (ríe), pero lo logré a mis 35 años”.

-¿Qué futuro le ves a tu hijo?

“Por él regresé al boxeo porque me dedicaba a otras cosas. Me pidió ayuda y se la daré hasta el final. Aparte, tiene muchas aptitudes para llegar lejos”.

-¿Aprendió de ti?

“Sí, desde chico le enseñé, e iba bien, pero dejó la disciplina por un tiempo y cometió un error grande”.

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HABLA KEMBUM

Kembum nació en el Imperio del Sol Naciente y es hijo de padre mexicano y madre japonesa.

-Entonces tienes sangre muy guerrera.

“Sí, en México los peleadores tienen mucha hambre, muchas ganas, muchas agallas, mucha motivación. Son guerreros e inteligentes”.

-¿Y los japoneses?

“Le echan muchas ganas, pero les falta cabecita, porque tiran golpes sin pensar; no tienen mucha técnica”.

-¿El boxeo mexicano es mejor?

“Claro que sí. Deseo ganar mi próxima pelea, en peso gallo, y pienso pedirle permiso a mis patrones en Japón, de la empresa Confia del señor Yamamura, para venir a entrenar con mi papá”.

Nuestro entrevistado tendrá una prueba muy fuerte cuando se enfrente a Jesús “Zurdo” Galicia, un poblano muy experimentado y con roce internacional, el próximo 4 de marzo en la Angelópolis.

Este mexicano-japonés tiene 28 años de edad y no se arredra al confesar que “por no obedecer a mi papá, fui acusado de hurto en Japón y estuve en la cárcel; allá son más severos en sus leyes. Volví a pelear en abril de 2016 y llevo dos combates ganados, para sumar 12-2, nueve nocauts”.

 

ANÉCDOTA

Germán disfruta de sus asistencias a los convivios semanales de Mauricio Sulaimán, sobre todo después que éste platicó en público que el celayense lo marcó en su infancia con un gran detalle, al regresar de Oriente con su cinturón del WBC y dárselo como regalo, sin nunca permitir que se lo devolviera.

 

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