El oro olímpico le cambió la vida a la puertorriqueña Mónica Puig.

La jugadora de 23 años aún no asimila el haberse coronado en Río 2016, es un sueño que cumplió en base a su esfuerzo y sacrificio de más de diez años ligada al ‘deporte blanco’.

Puig platicó con ESTO previo a su cuarta participación en el Abierto Mexicano de Tenis, torneo que le “encanta por estar al lado de la playa. Todo es muy cómodo. Mi meta es tratar de ejecutar el plan de juego que tengo con mi entrenador con el que venimos trabajando”.

La boricua es consciente que ahora se le ve diferente. Los aficionados le van a exigir más que antes de su triunfo en Brasil. “Es lo que viene con el éxito y lo tengo que aceptar. Ahora me siento más cómoda y tranquila para salir adelante. Cuando gané el oro sentí muchas emociones diferentes, por eso lloré tanto. Fue el fruto de tanto trabajo, esfuerzo y sacrifico dentro del tenis, que vi recompensado con mi sueño más grande”.

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“Cambio mi vida bastante, a veces aún no lo creo. Soy la campeona olímpica y lo tengo que pensar dos veces”, dice con evidente emoción la jugadora número 42 de la WTA.

Puig se mostró agradecida por el apoyo del pueblo mexicano a lo largo de su carrera. “Siempre me han tratado muy bien, son increíbles y ojalá pueda volver durante muchos años. Les prometo que voy a dar lo mejor de mí, es un torneo maravilloso que me gusta por su playa y su atardecer”, comentó.

El año pasado Mónica ocupó el mejor puesto de su emergente carrera (27), consolidándose como la mejor tenista latinoamericana de la actualidad. Ahora, tras un inicio lento de temporada, lejos de los resultados esperados, la hermosa boricua mencionó que su meta es “seguir mejorando en mi juego, lo estoy mirando un poco más objetivo que un simple resultado. Me ayudará a guiarme en la dirección correcta a donde quiero ir. Quiero que me recuerden como una jugadora respetuoso y cariñosa con todos, y que siempre di lo mejor en la cancha”.