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28, febrero 2017 - 9:57

┃ Fernando Schwartz

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Cruz Azul está a 10 puntos del último lugar en la porcentual con 113 puntos por 103 de Monarcas y lo que parecería ser un partido más, se ha convertido en uno importantísimo. Cuando este sábado reciban a Jaguares de Chiapas en el estadio Azul. La matemática no miente y así como el Puebla ya los superó por un punto, una derrota pondría a los chiapanecos por igual en la porcentual y la losa de cemento frío del porcentaje, pasa a ser más peso en la Cruz que cargan los azules.

Ahora están metidos en el lío de cocientes, sería inútil, porque al final del camino cada quien carga con su responsabilidad. Desde Luis Fernando Tena hasta Paco Jémez, pasando por el ciclo de Tomás Boy, la corta estadía de Sergio Bueno  y el interinato de Joaquín Moreno. La Máquina se ha ido descarrilando en forma dramática. Acostumbrados a ver a un Cruz Azul en finales, aunque las perdiera, está inercia se perdió desde el Apertura 2014 al 2016, donde han sumado cinco torneos sin Liguilla y de ahí, al borrarse anualmente el torneo anterior, los celestes se ha sumido en el fondo. Dos temporadas con Luis Fernando Tena en 21 y 25 puntos, a 20, con Sergio Bueno, Moreno y Boy , 22 y 19, con Tomás, la debacle acentuada, ahora con los seis que suma hasta el momento Francisco Jémez en el Clausura 2017. Así de claros son los números, ya que parecería lejana la posibilidad del porcentaje, que ahora se ha convertido en una realidad.

Lo cierto es que para esta temporada, a excepción de Martín Cauteruccio, los refuerzos como Martín Rodríguez y Ángel Mena llegaron a tiempo. Se contó con la continuidad de la mayor parte del plantel, se contrató con buen momento al estratega Jémez y lo que pareció ser una ilusión óptica en el arranque del torneo y con los comentarios de sólo falta meterla, pues resulta que aún con buenos lapsos de futbol, La Máquina se ha ido descarrilando de fea forma y más exhibida quedó con la intención de ser ofensiva con esa línea de tres al fondo, donde la velocidad y despliegue de América los dejo en entredicho, debiendo recomponer para la segunda mitad.

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Veamos rápidamente por temporada. En el Apertura 2014, Aníbal Zurdo fue un fiasco. Pablo Barrera no terminó por consolidarse; Hernán Bernardello, ¿usted se acuerda que estuvo?; Luis Perea, el colombiano se lesionó; Marco Fabián no pudo con el peso; Mariano Pavone fue intermitente; Mauro Formica igual y de Pablo Torres, sin comentarios. En el Clausura 2015, José Carlos el “Güero” Alemao, llamó la atención con goles y después se fue desvaneciendo. En este certamen, el gran fiasco fue Roque Santa Cruz, quien llegó con gran cartel, pero sus lesiones lo mantuvieron más fuera de la cancha que dentro de ella. Humberto Valdés y más para que Cruz Azul tuviera su torneo con la más alta puntuación de los últimos años con 25.

Para el Apertura 2015, la inercia siguió, Fabio Santos gustaba con Sergio Bueno y desapareció con Tomás Boy. Lucas Silva pasó de noche en el camino; Ariel Rojas nunca terminó por encontrarse; se fue el “Toro” Matías Vuoso, quien nunca alcanzó la consistencia; Federico Carrizo ni apareció; mientras que el ecuatoriano Joao Rojas, nunca encontró la regularidad y ahora mismo fue enviado a la tribuna en el último juego del Azteca; Benítez está en la plantilla desde este torneo, no ha terminado por ser el delantero matón del área; Antonio Pedroza, ni quien se acuerde que estuvo; y de Fernando Belluschi y su pase que tardó en llegar más que la cuaresma.

Para el Clausura 2016, con Boy, La Máquina sólo anotó 10 goles en ocho juegos como local. La dependencia de tener en Joffre Guerron como su figura, fue una utopía, ante la indisciplina del ecuatoriano y a esto sumemos que Víctor Vázquez nunca funcionó en la cancha. Aldo Leao se convirtió en el testaferro del “jefe” Boy y por más que se equivocará o jugará mal siempre estaba ahí. Hubo mucha dependencia de goles en Benítez que anotó nueve de los 25 goles azules, además de que Boy comenzaba a enemistarse con algunos jugadores, que a la siguiente temporada llevará a separar del primer equipo al Francisco Javier “Maza” Rodríguez.

En el Apertura 2016, donde Tomás Boy salió y tomó el interinato Joaquín Moreno para terminar el certamen, La Máquina volvió a apostar por refuerzos del exterior. Fue como llegó el argentino Julián Velázquez, el chileno Enzo Rocco y Jonathan Cristaldo, los dos primeros permanecen en el club, siendo el más regular Julián, mientras que Cristaldo que pasó de noche en los celestes se fue a Monterrey donde ni siquiera aparece. Aldrete también llegó y por lo menos ha tenido regularidad. Un campeón de Copa América como Francisco “Gato” Silva no fue la solución como tampoco lo es ahora por su falta de compromiso y ni qué decir de Ariel Rojas, Víctor Vázquez y compañía.

Así llegamos a este Clausura 2017. Las opciones y deseos renovados. Pero lo mismo. Pan con lo mismo en donde “Chaco” Giménez se rompe la madre por el club, donde “Cata” sigue siendo un ejemplo de constancia y profesionalismo. Rafa Baca no deja de luchar y correr, José de Jesús Corona es un pilar en la portería, siguen los mismos malos vicios y karmas, donde Cruz Azul se hunde irremediablemente.

Repartir porcentajes de culpas es un ejercicio que no da. Es un todo. Es un equipo, es una institución, que hoy el cociente le pone luces rojas en el camino.

 

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