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4, marzo 2017 - 17:48

┃ Notimex

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Buenos Aires, 4 Mar (Notimex).- La huelga de futbolistas que impidió el inicio del campeonato argentino evidenció la crisis que enfrenta este deporte, con clubes endeudados, sin poder elegir a una nueva dirigencia y que busca reprivatizar el millonario negocio de las transmisiones de los partidos.

Después de una semana cargada de tensión, la noche del jueves Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA) confirmó un paro por la falta de pago de entre 16 y 28 millones de dólares en salarios que se adeudan a los jugadores en la mayoría de los clubes del Ascenso (Segunda División) y algunos de Primera.

Las presiones fueron tantas que algunos clubes amenazaron con armar equipos de jugadores juveniles, ya que los profesionales estarían en huelga, pero ante el fracaso de las negociaciones la comisión normalizadora de la Asociación del Futbol Argentino (AFA) decidió postergar para la próxima semana la primera fecha del campeonato central.

Sergio Marchi, dirigente de FAA, denunció que hubo amenazas para que los futbolistas jugaran a cualquier costa, pero ellos mismos se mantuvieron firmes en sus reclamos y, pese a que en algunos clubes no adeudan salarios, todos los jugadores fueron solidarios con sus compañeros.

El gobierno trató de intervenir en el conflicto pero sólo provocó más confusiones, ya que el ministro del Trabajo, Jorge Triaca, aseguró que se habían depositado los fondos por el fin del contrato de la transmisión estatal de los partidos para que los clubes pudieran pagar las deudas.

Marchi advirtió que “el ministerio parece más una dependencia de la AFA que un ministerio” y reveló que no hubo ninguna propuesta de pago por parte de los clubes deudores pese al supuesto depósito del gobierno.

De esta manera, además del campeonato de Primera División tampoco arrancaron los torneos de la Primera B Metropolitana y Primera C, por lo que sólo jugaron los de la Primera D, que es la categoría más baja y es amateur.

La huelga de los futbolistas es un síntoma más de los múltiples problemas de un deporte cuya calidad es reconocida a nivel mundial, pero que arrastra interminables conflictos en sus manejos.

La AFA, por ejemplo, está dirigida por una “comisión normalizadora” y no ha podido tener a un nuevo presidente desde que las elecciones de diciembre de 2015 terminaran con una bochornosa alteración de votos.

Pese a que es un deporte que genera ganancias millonarias, los clubes están endeudados y ahora sólo aspiran a la fortuna que pueden alcanzar con la renegociación del contrato para la transmisión de partidos, que les dejaría ingresos por casi 200 millones de dólares.

Las ganancias, sin embargo, no garantizan ninguna recuperación, ya que entre 2009 y 2015 operó el programa estatal “Futbol para Todos”, a través del cual el gobierno le pagó unos 583 millones de dólares a la AFA para transmitir de manera gratuita los partidos y aun así se acentuó la crisis.

Ahora esa transmisión será reprivatizada, pero ninguna fortuna garantiza la recuperación económica del futbol argentino.