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6, octubre 2014 - 9:04

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TRISTE epílogo.

El telón de la carpa del Circo Hermanos Vázquez ha cerrado, y con ello su magia y su encanto llegaron a su fin, al llevar a cabo su última función artística para su público fiel, el pasado lunes 29 de septiembre, en Pachuca, Hidalgo, al ya no poder cumplir con sus compromisos económicos, además de una serie de factores externos insalvables como la antidemocrática Ley de Protección a los Animales, la cual desencadenó la quiebra de esta empresa circense; en la que se ha tenido que despedir a personal y artistas, arrastrando deudas cuantiosas difíciles de sufragar.

Así, casi 45 años de tradición en su cuarta generación, quedan en el recuerdo y la historia cultural de nuestro México moderno, donde la arbitrariedad de los legisladores de la VI ALDF, manipularon la conceptualización del circo; creyendo que al destrozar la historia del circo en México, pasarían con gloria en los anales de ese órgano de representación popular.

Don Guillermo Vázquez, fundador y director general del ahora extinto Circo Hermanos Vázquez, con enorme tristeza habla de esta lamentable situación:
“Aquí vi crecer a mis hijos, a mi familia; aquí conocí a muchos artistas, hice muchos amigos; también conocí las tristezas y las esperanzas; aprendí de los fracasos, más que de los éxitos”.

“Convivimos con nuestros animales, nos preocupábamos por su salud, su alimento, sus estados emocionales; sus partos, sus crías y su desarrollo. Ya no habrá más payasos haciéndonos reír, ya no habrá más trapecistas volando por lo alto y hacer el triple salto mortal, que brincábamos de nuestras butacas y aplaudíamos de emoción; la belleza de nuestras bailarinas, con una sonrisa a flor de boca, será nuestro grato recuerdo, entre ellas mi adorada nieta. Equilibristas, malabaristas, contorsionistas, domadores, tendrán ya que partir. Con otros nuevos horizontes y otras nuevas ilusiones. Tocar puertas, buscar trabajo; ya no habrá más palomitas, algodones, refrescos y golosinas, las cuales nunca faltaban y nos hacían recordar que siempre somos niños; por igual, espadas luminosas, rehiletes de colores y yoyos para los chiquitines, se dejarán de pedir.

“Los boletos en taquilla se dejarán de comprar y escuchar decir: ‘déme uno, déme dos, déme cinco; ¿cuánto cuesta el palco, preferente y la grada?; ¿qué funciones tiene los sábados y domingos, a qué hora son?’

“Nuestra compañera de la entrada que siempre acudía con puntualidad a su trabajo, para recibir a la gente, sin importar adonde nos trasladábamos; el chofer que cargaba la pipa de agua para dotarnos del vital liquido, dejó parte de su vida con nosotros; nuestro amigo Ángel, fiel amigo, haciendo la talacha de diario y manejando; El Chapo, responsable de la planta de luz, que estaba al pendiente que no faltara la iluminación; el maestro de ceremonias con su voz engolada y su prestancia, siempre bien etiquetado, le daba un toque especial a nuestras funciones.

“También los tigres, changos, camellos, caballos e hipopótamo, ya se separarán de sus compañeros de trabajo y con quienes convivían a diario y mutuamente; niñas y niños ya no podrán tomarse fotos con las llamas y los tigres; los tráiler park estarán ausentes ya, los tráiler de carga y equipo de sonido, ya quedarán ahí, sin moverse y sin escucharse: ¡El circo ya llegó. El circo ya está aquí! … Payasos, trapecistas lo van a divertir, se siente la alegría, se siente la emoción”.

“Felices todos juntos, abuelos y papás. Los niños se divierten con todos los demás. El Circo ya llegó, el circo ya está aquí, que siga siempre el circo que nunca tendrá fin”.

“Y qué decir de la orquesta en vivo. Siempre fuimos el único circo que tenía una orquesta de músicos en vivo, con siete integrantes, en todas nuestras funciones. Era una de nuestras atracciones oír la música en vivo.

“Otro hecho destacado es que en la época moderna, fuimos el único circo que se presentó temporada dos veces en el Zócalo capitalino.
“Gracias a todos y cada uno de los que nos dieron su apoyo y nos brindaron su confianza; a los amigos de la prensa, a los artistas que siempre acudieron a nuestro llamado, a la nobleza del pueblo de México, que nos regalaban sus aplausos, sus sonrisas; compartían sus alegrías, emociones, de la magia y el encanto del circo.

“Se ha cerrado la última página de la historia del circo clásico en México. Nos vamos con la frente en alto al haber cumplido nuestra misión de entretener a la familia mexicana durante casi 45 años.

“Agradezco infinitamente a mi esposa, Aurora Vázquez de Vázquez, empresaria y ex artista, por todo su apoyo, comprensión y que siempre luchó a mi lado…

“¡Que todos los días, sean días de circo!”.
Desde este lunes, toda la estructura del Circo Hnos. Vázquez se encuentra guardada en unas bodegas en Tizayuca, Hidalgo.

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