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Mira

12, marzo 2017 - 22:29

┃ Alejandro Alfaro

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POR ALEJANDRO ALFARO Y HÉCTOR ARREOLA

FOTOS: RAMÓN ROMERO, JOSÉ LUIS GARCÍA Y ANTONIO MELÉNDEZ

El adiós del futbol en las plazas mexicanas dejó al amante al deporte de las patadas sin su pasión, sin eso que lo hace olvidar las preocupaciones y tristezas, sin la emoción y sufrimiento que el balón demuestra cada fin de semana.

Ayer en las plazas del balompié nacional no hubo futbol, una vez más.

El culpable puede ser cualquiera. Aunque al aficionado poco le interesan los intereses de los árbitros, jugadores o directivos. Lo hinchas quieren sentimiento y agitación. Conmocionarse con la técnica individual de la figura de su equipo. Una jugada individual, un drible, un festejo y hasta el canto de los seguidores, el futbol demuestra cada semana que es más que un deporte.

El rostro desencajado se presentó en el Víctor Manuel Reyna. La gente se dio cita en la explanada principal del también denominado “Zoque”. Las puertas se abrirían a las dos de la tarde, pero incluso, a un minuto de que supuestamente iniciara el encuentro, todavía seguían con candados.

“Llegamos desde el jueves. Hemos estado visitando algunos lugares de aquí. Apenas el sábado nos enteramos de que no iba a haber juego”, lamentó un seguidor, triste por desolado panorama que lo rodeaba. “Pero eso no nos quitó el hecho de venir al estadio y tomar la foto del recuerdo”, se consoló enseguida, al ser entrevistado.

Otra persona, con su prenda verde, tristeaba en torno al popular “Zoque”. Sentado en una piedra, meditabundo, recordaba que no también hay muchas vidas que dependen del futbol. La venta de comida, banderitas y prendas de vestir, forma parte del día a día. La determinación te cambia la dinámica, la inversión. Y ni cómo recuperar lo que gastaste. Muchos dependen de la economía informal y el futbol simboliza un escaparate.

La pelota tampoco rodó en el Nemesio Díez. El anuncio de boletos agotados solamente adornó las paredes de las taquillas del Infierno rojo. El de Toluca no era un partido más. La visita de Cruz Azul prometía ser espectacular, no solamente por el estilo de ambos entrenadores, sino por la desesperación que tienen ambos, la ansiedad de unan victoria y simplemente demostrar que uno es mejor que otro.

El seguidor fue el más dolido con el parón. Incluso en Torreón, una de las plazas que más acompaña a su equipo, prefirieron dejarlo para otra ocasión. El choque ante Monterrey no es uno más. Pero ayer prefirieron dejar la emoción para abandonar el TSM Corona vacío y sin el sentimiento que los caracteriza.

En una jornada complicada, todos los aficionados perdieron. No hubo burlas en redes sociales, los memes no aparecieron y la gente no saboreó el fin de semana como siempre, al contrario, fue un dolor no ver el balón rodar en los estadios. La guerra MX con los de pantalón largo mató la felicidad del deporte más hermoso del mundo.