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Mira

13, marzo 2017 - 9:26

┃ Fernando Schwartz

Nota-Fut-Arbitro-apela-

La apelación de los árbitros a las sanciones impuestas a Enrique Triverio y Pablo Aguilar es muestra inequívoca de que han ganado terreno nunca antes visto y que de aquí en adelante, al hacerse respetar, ellos también deberán subir la calidad de su trabajo, que unos cuantos lo tienen, para mostrarse en la cancha con la autoridad y el respeto que requiere la relación entre jugadores, árbitros, directivos y federativos para el desarrollo del futbol. El anuncio de la Comisión de Apelaciones deja en claro que Triverio y Aguilar serán suspendidos por un año y, con ello, darán carpetazo a este penoso asunto.

Pero no todo termina ahí. Los árbitros deberán estar conscientes que no pueden elevar otro movimiento como éste y los federativos que no pueden cambiar hechos por complacer a los dueños o directivos en beneficio de su equipo. Como en todo el mundo, deben prevalecer las reglas de FIFA e IFAB. Nada de remiendos, alteraciones o cambio de palabras a una cédula arbitral, que es como un acta notarial, que no puede remendarse o modificarse nada más por gustos de defensas propias a los bienes individuales y no colectivos del balompié.

También me queda claro que con este movimiento, que pinta para ser exitoso en ganancia de respeto, debe haber cambios en las esferas federativas y administrativas, porque es evidente que muchos quedaron exhibidos, y entonces cómo podrán mantener autoridad, si a final de cuentas la manipulación y componenda que existió los encueró prácticamente ante los ojos de todos. No se trata de buscar culpables o hacer una cacería de brujas, pero es evidente que a final de cuentas todos los que estuvieron entrometidos en el asunto, volvieron a los viejos vicios del futbol mexicano, que desencadenó esta tormenta.

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Primero, pienso que los castigos no había porque darlos a conocer dos horas antes de empezar la jornada. Fue como decir, doy un golpe de autoridad y listo, no previniendo el rumor de que se irían a huelga los silbantes si no se respetaban las reglas al pie de la letra. Lo mejor y por prudencia, guardando la arrogancia de poder en un cajón, era dar a conocer todo pasado la jornada 10, y entonces tener un margen amplio, sin interrumpir la actividad para desencadenar a lo que estaremos llegando en las próximas horas. En pocas palabras, el tiro de astucia se fue por la culata, creando un tremendo boquete en la administración de la Liga y de la propia Federación.

No hubo conferencia, porque no había nada qué decir. Fue tan escueto el boletín, que no quisieron meterse en más agujeros, y simplemente Decio hablará con los árbitros, se manejará el asunto como apelación y se aumentarán castigos, colocándolos conforme debieron ser desde un principio. En la huelga del 79, renunciaron antes de la debacle y luego se habló de que no fue huelga ni presión, seguro como sucederá en este caso, pero es indiscutible que la pelota se manchó al quedar detenida en este lodazal de intrigas y arreglos, que han dejado al descubierto que teniendo todo el futbol mexicano para ser sólido, fuerte y grande, con estos detalles se hizo pequeño. Ya nos pasó lo del Fax de la Secretaria; ya nos sucedió este parón; ya nos han sucedido reversas y explicaciones inverosímiles, siendo la conclusión que jugadores y árbitros deben respetarse en la cancha. Que autoridades respeten su trabajo, su vocación, que los medios no seamos incendiarios y que la afición tenga el producto que consume al más alto nivel.