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19, marzo 2017 - 8:49

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Pudiera sonar a lugar común, pero lo que hoy se juega en el Olímpico Universitario es una mezcla entre orgullo y pasión, que además se adereza con los tres puntos en disputa, que para cualquier de los contendientes serán un tesoro debido a sus pretensiones y el momento que viven.

Los Pumas y el América se vuelven a encontrar y ese simple hecho hará que este mediodía se detenga buena parte de la atención deportiva a la grama de CU, en donde los universitarios no ganan desde los cuartos de final del Apertura 2014, marcador que no les sirvió para mucho. En la teoría, en lo que se puede poner de este partido en papel, los universitarios llevan ventaja sobre su rival desde el momento en que no tienen ausencias vitales como la de Renato Ibarra y Pablo Aguilar.

El equipo que dirige Francisco Palencia no ha perdido en su casa, en donde cimenta su fortaleza con lo que ha alcanzado meterse entre los ocho primeros lugares con 14 puntos después de nueve fechas. Lo del América es más una historia de amargura que de otra cosa. Porque aunque no están tan lejos de los mismos felinos, su futbol ha quedado a deber. Ahora tienen 11 unidades en la decimotercera posición.

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Ante las ausencias del mencionado Aguilar y la posible baja de Paolo Goltz por lesión, el técnico azulcrema Ricardo Antonio La Volpe tendrá que mover sus piezas en esta línea del terreno de juego que quedará debilitada y en la que tendrá que habilitar a Daniel Guerrero, Érik Pimentel u Osmar Mares como centrales.

Los Pumas tendrían que sacar provecho de estos movimientos y activar esa zona de su ataque, encabezado por Nicolás Castillo, quien rápido se posicionó como uno de los mejores delanteros en el balompié mexicano y quien se ha acomodado a lo que es Pumas y cómo juega el equipo de Palencia.

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Tampoco es que sea un misterio o secreto de academia, pero los auriazules se notan mejor ordenados que su rival en turno y cuando han perdido ese orden –por ejemplo el partido ante Tijuana– han apelado a la garra para rescatar el marcador.

Pero el América no es así. O al menos no esta versión 2017, con la que La Volpe se ha dado de topes por distintas razones. Este América tiene rasgos de poder ser un buen colectivo, pero se aferra a un chispazo individual para sacar adelante sus partidos.

Ahora ya regresará Cecilio Domínguez, pero ni siquiera el retorno del paraguayo es garantía de mejora sobre el terreno de juego para este equipo, del que pocas veces en este torneo se ha visto solidez y constancia a lo largo del Clausura 2017. Igual pueden esperar otra buena noche de Oribe Peralta o algún otro de sus elementos de ataque, pero como conjuro están lejos y eso les puede costar esta tarde.

En medio del vendaval que se armó con los árbitros, a la comisión se le ocurrió enviar a Marco Antonio Ortiz a este partido. No tendría nada de extraño ni de extraordinario de no ser porque este silbante fue severamente encarado, insultado y hasta con algo de contacto físico por parte de Matías Britos en la jornada 7 ante Tijuana y no hubo reporte, mucho menos castigo. No es un duelo normal, hay demasiado en juego y el árbitro necesitará lo mejor de su trabajo para evitar otro papelón como el que han hecho en las últimas semanas.

 

 

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