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Mira

19, marzo 2017 - 22:39

┃ Miguel Angel García

toros

APENAS el monosabio salió a los tercios del ruedo a mostrar la pizarra que anuncia la ganadería a lidiarse, el público ya estaba aplaudiendo el regreso de Piedras Negras. Fueron las primeras manifestaciones de los aficionados para el hierro de Marco González, mismas que se duplicaron conforme trascurrió el festejo, para finalmente romper a más con el criador y sacarlo al tercio tras caer el quinto astado y concluir con una vuelta al ruedo al ser pasaportado el sexto y último toro de la tarde. El público estuvo encantado con la bravura de la divisa rojinegra procedente de Tlaxcala, aplaudió la salida de los ejemplares y el arrastre de todos. Piedras Negras reapareció tras 22 años de ausencia, teniendo como marco el 20 aniversario luctuoso de don Raúl González, padre de Marco, quien a su vez está cumpliendo 20 años al frente del emblemático hierro. Y el mejor regalo fueron los gritos de “¡ganadero, ganadero!” que el público le retribuyó en la vuelta al redondel. Esta tarde los toros fueron los triunfadores, la reaparición del ganado orgullo de Tlaxcala fue recibida extraordinariamente. Lástima que todos los astados se fueron con las orejas al destazadero. La bravura habló, quizá no a plenitud, por la lidia variada que ofrecieron los pupilos, pero se observó algo diferente. Y no hay que minimizar la actuación de los matadores, que tuvieron la actitud para enfrentar este hierro, logrando actuaciones dignas y meritorias. De haber logrado un triunfo el mérito hubiera sido doble, pues cortar orejas a estos toros encumbra.       

Foto: Alejandro Villa

ENCIERRO

Los toros fueron, Legendario, Artillero, Ranchero, Caporal, Agradecido y Manda Más, todos con puntas como lápices recién sacados del sacapuntas. Primero, segundo y cuarto llegaron con fuerza al caballo, metiendo la cabeza abajo para empujar con firmeza, pero fue el segundo el que empujó como locomotora y le dieron a llenar con la puya. El tercero, quinto y sexto cumplieron ante el peto. Exceptuando los lidiados en tercero y cuarto lugar, que mostraron calidad en su embestida haciendo lucir más a sus lidiadores, y quitando al sexto que fue el negro en el arroz al quedarse parado, el resto mostró el genio que da la edad, no fueron fáciles, pero tampoco se comían a nadie. Exigían muletas poderosas, pues realmente impusieron su ley y embistieron a su placer, no fue sencillo ahormarles el morro. Al ser evidenciados los toreros, el público estuvo siempre del lado del ganado, que les premió con aplausos en la salida y en el arrastre. Ojalá la empresa tenga nuevamente el tino de programar esta dehesa en la Temporada Grande próxima, por tradición y porque debe estar un encaste como este a la vista de la afición y para poner a prueba a los mejores valientes. Además su anunció congregó más gente, la entrada superó a la pasada.

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ALEGRÓ AL COTARRO

Abrió plaza Antonio García “El Chihuahua”, quien saludó con lances a la verónica. Y no podía dejar de poner banderillas, siendo un rehiletero nato y con capacidades sorprendentes; muy asomado al balcón, con gran exposición y de poder a poder, también al violín y gallando. Se lució “El Chihuahua”. Brindó al respetable su labor y aventó la montera; al caer con los machos para arriba mejor la recogió y se la ajustó en la cabeza. Más valía, pensó el torero. Se dobló toreramente al inicio y no, no fue fácil el toro. No se animaba a embestir copiosamente y cuando lo hacía pegaba el derrote seco, no era fácil de convencer. Ante ello tuvo que porfiar Antonio lidiando de pitón a pitón. Estocada que bastó. Con dignidad se retiró “El Chihuahua”, quien tuvo los deseos de agradar, pero poca tela para lucir.

Foto: Alejandro Villa

DETALLES

Juan Fernando se guardó hasta el tercio de muleta, le puso empeño y valor para atender la exigencia del toro, que recorría el embiste con la cabeza áspera. Pero el diestro no se amilanó y plantó cara, aunque tuvo más cara el astado y terminó por hacer lo que quiso. Dejó detalles Juan que le valieron algunos aplausos. Estocada que no bastó y terminó usando el descabello sin salvarse de dos avisos.

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NATURALES EXTRAORDINARIOS

Y como de que no. Mario Aguilar le corrió la mano al Poedrenegrino con sabor y bien plantad. El toro parecía no interesarle la muleta, pero cuando el torero le presentó la pañosa con decisión por el lado natural, el astado se enroló muy bien, haciendo lucir al torero. Y aunque con la cara arriba, el toro repitió el recorrido por ese lado, logrando que Mario recogiera aplausos gracias a los muletazos de muy buena manufactura y sobrado mérito. Aprovechó la oportunidad que le brindó su socio, pero al intentar matar recibiendo el toro no le hizo el viaje y pinchó. Concluyó con el descabello tras dos avisos.

Foto: Alejandro Villa

CORNADA A ANTONIO ROMERO

Antonio Romero, quien brindó al ganadero Marco González, inició con temerarios cambiados plantado en el centro del ruedo. Luego se embraguetó con su oponente para extraer muletazos de mucha entrega y torería por pitón derecho, corriendo la mano hasta donde el astado se lo permitió. Y no solo atacó por derecha, también jaló al toro al natural con un par de tandas de buen trazo y merito. Se alistaba a torear por derecha de nueva cuenta, Romero ya estaba a más y parecía que la faena crecía, pero en el primer muletazo el toro se le revolvió como gato y le pego un arropón donde iba incluida la grave cornada. “El Chihuahua” finiquito al astado escuchando dos avisos.

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QUINTO Y SEXTO

Y habiendo estado con actitud “El Chihuahua”, pechó con el quinto. A pies juntos lanceó García, con empeño y deseoso de triunfo. Luego bregó al caballo con chuelinas andantes y quitó con lopecinas alegrando al cotarro. Vaya que es un experto con las banderillas y nuevamente armo un lío con los palos. Con la muleta el toro no le puso fácil las cosas, no le encontró la cuadratura y la gente no estaba de ánimo. Mal con la espada, aviso.

Y al final de este toro la gente obligó al ganadero a dar la vuelta al ruedo, pero se abstuvo no sin antes recibir aplausos al por mayor en el tercio del redondel.

El sexto toro fue para Mario Aguilar, al que lanceo con cadencia por verónicas y sólo eso, ya que el toro fue el menos del encierro, parado y con poca codicia.

Foto: Alejandro Villa

DESTACADO

Tras el paseíllo se rindió un minuto de aplausos para los matadores Jesús Solórzano y Mauro Liceaga; así como para el ganadero Jorge Barroso y el Monosabio Gabriel Zepeda, recién fallecidos.