FOTO: JUAN RAMOS
ENVIADOS ESPECIALES

GUADALAJARA.- Golpeado, maltratado, triste y blanco de cientos de burlas por la actualidad, uno de los iconos del título de 1997 del Guadalajara, Camilo Romero, prefiere quedarse en casa, pues sus Chivas cayeron en un duelo en el que, más allá de perder tres puntos, fueron heridos en el orgullo, ya que ante Atlas no se puede caer, es por eso que el “Chavalón” se siente dolido.

Su Rebaño, aquel equipo que le dio la oportunidad de ser considerado como uno de los mejores en su posición y que lo llevó a la Selección Mexicana, está en una situación que ni en pesadillas imaginó: pelear por no descender.

Pese al mal momento, Camilo no cierra la puerta de su casa a ESTO, incluso se muestra amable y con muchas atenciones, pues se siente honrado con tener al Diario de los Deportistas en su hogar.

Romero toma asiento y dice “¿cómo vieron ayer a las Chivas?”, mientras sonríe tibiamente, y agrega: “Ese partido es el que no se puede perder, contra América sí es el Clásico, pero contra el Atlas no se puede, la verdad no”.

Se toma la cara, y preocupado por lo mostrado por el Rebaño el domingo, dice ilusionado: “Espero que con el nuevo técnico, el que sea, junto con Néstor, la situación cambie, porque Chivas no merece estar en donde está”.

La charla continúa y Romero recuerda aquel pasado, cuando él era el dueño de la contención de los rojiblancos. “Recuerdo que en nuestro tiempo fuimos campeones y nos fue más o menos en el siguiente torneo por la Libertadores, pero jamás pensé ver así a Chivas”, recuerda melancólico.

VERGARA
Muchos culpan al dueño del Guadalajara, Jorge Vergara, como el máximo responsable de la actual crisis del Rebaño, pero al contrario, Romero cree en el trabajo del propietario, incluso de alguna forma lo disculpa, ya que lo que hace es por el bien del equipo.

“No creo que Jorge haga las cosas sólo porque sí, no, yo creo que como dueño él quiere lo mejor para Chivas, se ve que quiere al equipo, que se preocupa, hace grandes cosas en fuerzas básicas, siento que es un buen dueño, sólo que necesita rodearse por gente que quiera igual a Chivas, Néstor es uno de ellos, por eso no dudo que levantarán el barco”.

VOLVER
Sin decirlo, pero con la plena confianza de que algún día regresará a Verde Valle, pero ahora como técnico de inferiores o incluso del primer equipo, Camilo recuerda cómo era en su época como jugador tapatío.

“Es difícil caer en el yo y en mi tiempo, pero la verdad es que creo que a los jugadores se les tiene que enseñar cuál es la playera que visten, no lo digo por los que están, sino por la formación y por los que llegan, están representando a la playera más importante del país, a nosotros nos costaba, teníamos que entrenar al doble, porque es una fuerte responsabilidad estar en Chivas”, toma un respiro y continúa.

“En mi tiempo dejabas alma y vida en la cancha por representar a Chivas, hasta Leo Beenhakker nos decía: ‘están locos’, por la forma en la que entrenábamos con el único fin de ser considerados el domingo. Creo que ese sentimiento muy pocos lo tenemos y lo podemos traspasar, pero habrá que esperar la oportunidad”.

EXPECTATIVA
El recorrer su casa lo llena de alegría, recuerdos aquí y allá engalanan un inmueble netamente tapatío.
Medallas, trofeos, playeras, pero sobre todo su inseparable Chiva lo acompañan a soñar con el despertar de su amado Guadalajara, que de continuar así necesitará un milagro para salvarse.

“Lastimosamente el descenso es una realidad, así creo que se debe de ver, porque negar que está ahí es engañarse. Hay que tomarlo por los cuernos, comprometerse y volcarse frente a él, no temerle, saber que es algo que muchos han vencido y Chivas no será la excepción, espero un día, en un futuro no muy lejano, ver de nuevo campeón al equipo, me encantaría estar ahí y verlo, es un sueño”.

Las palabras que sentencian la entrevista marcan la realidad de un cuadro tapatío que no levanta, pero que ve una pequeñísima luz al final del camino con la llegada de José Manuel de la Torre al mando.