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Mira

14, abril 2017 - 16:37

┃ EFE

Brasil

La mitad de los doce estadios de fútbol que fueron construidos en Brasil para el Mundial de 2014 tuvieron sobrecostes intencionados provocados por las propias constructoras para desviar dinero, según admitieron ante la Justicia fuentes del grupo Odebrecht.

Las supuestas irregularidades fueron divulgadas por los 77 exdirectivos de Odebrecht, la mayor constructora de Brasil, que pactaron con la Justicia delatar la gigantesca trama de corrupción en la petrolera estatal Petrobras a cambio de tener una rebaja en sus condenas.

En varias de las delaciones que fueron divulgadas esta semana por el juez de la Corte Suprema e instructor del caso Petrobras, Edson Fachin, aparecen citadas seis de las doce obras de construcción o reforma de estadios de fútbol para el Mundial de Brasil.

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Los estadios en cuestión son el Maracaná de Río de Janeiro, el Mané Garrincha de Brasilia, la Arena Pernambuco de Recife, la Arena Castelao de Fortaleza, la Arena da Amazonia de Manaus y la Arena Corinthians de Sao Paulo.

El Ministerio Público de Brasil solicitó a Fachin que encamine las peticiones para investigar las irregularidades a otras instancias.

En al menos cuatro de los citados estadios, los delatores aseguraron que las constructoras pactaron los precios de la licitación, llevando ventaja cada una al menos una vez.

Apenas uno de los doce estadios que se utilizaron en el Mundial tuvo un coste final inferior al previsto: el Castelao de Fortaleza, que costó unos 520 millones de reales (166 millones de dólares al cambio actual), 16 % menos de lo previsto inicialmente.

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Entre los otros estadios sospechosos de haber sido objeto de desvíos, la Arena da Amazonia de Manaus acabó saliendo por 669 millones de reales (unos 214 millones de dólares al cambio actual), 30 % más de la previsión inicial

La Arena Pernambuco de Recife aumentó su coste final 0,6 % hasta 533 millones de reales (170 millones de dólares) y el templo del fútbol brasileño, el Maracaná de Río de Janeiro, tuvo costes 75 % superiores a los calculados, y acabó saliendo por 1.200 millones de reales (unos 383 millones de dólares).

La Arena Corinthians de Sao Paulo costó 1.200 millones de reales (casi 385 millones de dólares), 46 % más de lo anunciado en un principio, mientras que el estadio Nacional Mané Garrincha de Brasilia fue el más caro: 1.400 millones de reales (447 millones de dólares), 87,8 % superior a la previsión inicial.

Todos ellos fueron construidos o remodelados por el grupo Odebrecht, uno de los más salpicados por la gran trama de corrupción alrededor de la petrolera estatal Petrobras y cuyos exejecutivos han sacudido toda la opinión pública y la política brasileña al revelar con todo tipo de detalles el gran esquema de corrupción y los nombres de casi 200 políticos involucrados.

Según cálculos del propio Supremo hechos a partir de lo narrado por los 77 exdirectivos de la constructora y Emilio Odebrecht, patriarca de la familia, solo ese grupo distribuyó coimas por un valor cercano a 450 millones de reales (145 millones de dólares).

Ese dinero fue repartido entre los políticos y partidos en el poder, que están en la lista de un centenar de dirigentes que serán investigados por el Supremo o instancias judiciales inferiores.

Los relatos revelan desde financiación ilegal de campañas hasta “favores” en dinero para “retribuir” la obtención de obras públicas o la aprobación de leyes que favorecían los negocios de la empresa.

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