QUERÉTARO.- Lo evidente no se puede ocultar. Oribe Peralta tiene la pólvora mojada, el gol se le ha negado en el último mes. El delantero lo acepta, da la cara, y toma con tranquilidad dicha falta. Sabe que le llegará…

Le extraña, no se desespera y es que después del Mundial ya van tres duelos con la Selección Nacional (Chile, Bolivia y Honduras) en donde el “Cepillo” no ha podido perforar las redes contrarias, sin contar aún que numera siete partidos con el América en donde se ha ido en blanco.

La malaria lo persigue, “nos faltó culminar jugadas, el partido (contra Honduras) era para ganar con más goles, por ahí tuve una”, indica tranquilo, el “Cepillo”.

El delantero no se alarma, deja en segundo plano su pifia en suelo chiapaneco y destaca la labor colectiva y el resultado que logró el Tricolor.

“El equipo se vio bien, todas las líneas respondieron, en el segundo tiempo con tantos cambios dejamos crecer al rival, pero se mantuvo el orden y el resultado”, explica.

Para el poco tiempo que tuvieron de trabajo, de cara a la cita contra los catrachos, el resultado fue positivo para el conjunto nacional: “Lo hicimos bien a pesar de que laboramos juntos pocos días, nos entendimos rápido en el campo, no hubo sorpresas”, agrega.

Oribe experimentó el “Aztecazo” el año pasado, por lo que él más que nadie sabe lo difíciles que son los centroamericanos: “Honduras es un rival que se nos ha complicado en casa, se tiran atrás y te anotan en un contragolpe. Esta vez (jueves) no fue así, el equipo tuvo solidez y un buen funcionamiento”, finaliza Peralta, a la espera de anotar mañana en el choque amistoso contra Panamá. (Miguel Ángel Mújica/Foto: José Luis García/Enviados especiales)