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11, mayo 2017 - 14:32

┃ José Luis Camarillo

Julio César Chávez Jr.

 

Julio César Chávez júnior debería comenzar a convencerse de quiénes son sus verdaderos amigos y quiénes entre la gente más cercana a él, lo aprecian en verdad.

Porque luego de su tan criticada actuación del sábado anterior, lo han dejado solo.

La vieja pero inexorable sentencia de “la derrota es huérfana”

recobra vigencia en el caso del peleador mexicano más vituperado en mucho tiempo.

Como igual de verdadera es aquella frase de “no hay nada como la victoria”.

Julio hijo estaba bien advertido de que aquel que perdiera la batalla que aceptó sostener contra Saúl “Canelo” Álvarez cargaría con la ignominia de reconocer su inferioridad a su regreso a nuestro país. En el caso del sinaloense, se agrega la vergüenza de que millones lo vieron que ni siquiera intentó cumplir su reiterada sentencia de que noquearía a su adversario, por muy pocas fuerzas que tuviera por el extremo desgaste que le costó dar las 164 libras el día del pesaje reglamentario.

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DESHIZO LA APUESTA

Bien hizo Julio César Chávez padre en conminar al “Canelo” a deshacer la apuesta en que los contendientes arriesgaban sus sueldos y que desde su respetada posición haya persuadido al jalisciense algunas semanas antes del 6 de mayo, porque el Júnior se hubiese ido a casa con la humillación de la aplastante derrota y… con los bolsillos vacíos.

Lo dijo Julio Jr. en su suite del MGM Grand ya en horas del domingo siguiente a su monumental tropiezo, “cuando ganas, todo mundo viene, cuando no, nadie”.

“No sé si quiera ir a México después que perdí con ‘Canelo’”, reconoció aunque, cambiante como es en forma repentina, ayer declaró que podría volver pronto a los entrenamientos y hacerlo en la capital azteca.

Contrario a las prácticas de su más reciente enemigo, que siempre han sido bajo la más completa discreción, Julio hijo tenía siempre a su lado a un séquito que le aplaudía al ejecutar cualquier rutina del gimnasio, por mínima que fuese.

Ahora que perdió la pelea del orgullo, el entrenador Nacho Beristáin se negó a compartir la pena del fracaso y lo culpó de “no tirar golpes por temor a recibir más castigo” y, para reforzar que “él no fue el que falló”, acusó al Júnior de haber recibido “un masaje relajante” poco antes de subir al cuadrilátero.

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Qué feo ha de sentirse que la gente que se supone estaba de tu lado, era lo más parecido a un enemigo encubierto. Porque no era la primera vez que Nacho se expresaba en malos términos de él, y aún así contrató al veterano hombre de la toalla con el pretexto de “me gustan los retos”.

Otra persona en la que Julio júnior confió su cuerpo entero, un supuesto genio en acondicionamiento físico como es Memo Heredia, también se deslindó de responsabilidad ante el tremendo escándalo.

El mismo Memo Heredia que presumía de que el Hijo de la Leyenda llegaría “fuerte y en excelentes condiciones” a su compromiso contra el “Canelo”, lanzó un disparo al aire al señalar que “la hierba” suele disminuir la capacidad de reacción del deportista. Eso, al combinarlo Heredia con otro enunciado suyo en Twitter de que “las excusas usualmente vienen para dar justificación al fracaso”, se entiende que fueron en alusión directa a Chávez hijo, por los antecedentes del muchacho de Culiacán de haber sido suspendido por doping positivo a mariguana. Esto ocurrió cuando lanzó escasos golpes contra Sergio “Maravilla” Martínez en septiembre de 2012 en Las Vegas, aunque en aquella oportunidad Julio tuvo una reacción en el último episodio y se quedó muy cerca de noquear a su contrincante argentino.

Foto: AP

Queda establecido que al Júnior lo dejaron solo, que lo abandonan hasta los colaboradores a los que contrató por fuertes sumas y que se supone estaban para protegerlo y estar con él, “en la buenas y en las malas”. O por lo menos debieron callar, en respeto a su deplorable situación ante los ojos de los fanáticos y del pueblo mexicano en general.

La vergüenza es algo que pocos conocen.

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APOYO PATERNO

El único que ha salido al paso de tantos vituperios y señalamientos que condenan a Julio César Chávez II es su padre, el admirado JC, quien, como publicamos en nuestra edición de este miércoles, obviamente cansado de tantos ataques a su vástago, envió este mensaje por Twitter: “Con todo respeto ya dejen de chin… a mi hijo, lo del peso es sacrificios, si pelea en su peso y no da el ancho, que se retire”.

FOTO: AFP

Queda claro que el Júnior se ha quedado como una diminuta isla en la inmensidad del océano… y muchas críticas todavía se advierten en el horizonte.

Como la que se le viene encima porque acaba de escoger al estadounidense Daniel Jacobs, a quien pretende hacer subir de su peso natural de 160 libras a 168, para que sea el adversario de su reaparición en septiembre u octubre. Hay mucho material para lanzarle dardos ante esa espontánea idea, ya que Jacobs es un admirado sobreviviente del cáncer y quien recobró notoriedad por la carrada batalla que le dio al kazajo Gennady “GGG” Golovkin en marzo pasado en Nueva York. Podrá decirse que Chávez hijo se cansó de mencionar que el “Canelo· siempre escogió a enemigos de un peso menor.

A Jacobs le llaman “Hombre Milagro” y ciertamente necesitará serlo si acepta subir a una división que no es la suya con tal de embolsarse los millones de dólares que nunca cobraría contra otro rival.

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