QUERÉTARO.- El máximo exponente del balompié mexicano fue el mandamás en el equipo de Miguel Herrera. Sí, el delantero del Real Madrid Javier Hernández portó con orgullo y determinación el gafete de capitán en el duelo de ayer ante Panamá y lució como un verdadero dirigente dentro del campo.

El “Chicharito” se mostró muy dinámico, corrió sin parar por toda la cancha, intentó desbordar por ambas bandas y lució como un “10”, pues abandonaba su posición y se retrasaba para poder dar pases filtrados, de los cuales sólo acertó un par.

Como buen cabecilla, Hernández dio instrucciones a sus compañeros, pidió el balón, y con aplausos premió el esfuerzo de sus compañeros en cada una de las jugadas en las que se disputó el balón férreamente.

Otra de las tantas virtudes que exhibió el “Chicharito” fue el constante y discreto diálogo con el árbitro central, a quien le reclamó en un par de ocasiones las duras entradas de los panameños. Durante el conato de bronca que se suscitó, Javier entró únicamente para separar y tranquilizar a sus compañeros con el afán de que no observaran alguna tarjeta, pero no ocurrió así, pues Fabián fue amonestado.

Al premio que el “Piojo” le otorgó, el “Chicharito” respondió de gran forma, y así llamar la atención de Carlo Ancelotti y ganarse más minutos con los merengues. (Tonatiuh G. Trujillo/Enviados especiales)