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19, mayo 2017 - 10:19

┃ Héctor Reyes

hermanos

Los hermanos han estado relacionados con el deporte olímpico mexicano desde los segundos Juegos Olímpicos celebrados en París 1900, con la presencia del equipo de polo integrado por  Pablo, Manuel y Eustaquio Escandón, ganadores de un trofeo de tercer lugar reconocido 100 años después por el COI.

Desde entonces, los hermanos deportistas mexicanos empezaron a dejar huella. En los clavados, se vivió a través de los hermanos Mariscal, hijos del arquitecto Federico Mariscal Piña, quien terminó de construir el Palacio de Bellas Artes hace 82 años.

Federico, Diego y Antonio Mariscal fueron finalistas en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1932, algo que no se ha vuelto a repetir dentro de la especialidad de los saltos ornamentales y probablemente en la historia del deporte olímpico.

Don Antonio falleció en el 2010, a los 94 años, incansable promotor de su disciplina y recordado con admiración. De manos del presidente del COI, el español Juan Antonio Samaranch recibió la Orden Olímpica de Plata por su contribución al deporte.

Dentro de los anales del deporte mexicano también compitieron los hermanos Joaquín y Alberto Capilla, durante los Juegos Olímpicos de Helsinki 1952 y Melbourne 1956, ambos fueron finalistas en la plataforma. Joaquín cosechó en tres Juegos cuatro medallas y su hermano como mejores lugares ocupó un quinto y noveno. A la postre Alberto fue juez de la FINA.

EL PRESENTE

Podríamos hurgar en la historia y encontraremos muchos más hermanos deportistas, como las Candini, en el nado sincronizado, los Youshimatz, Contreras y Gaxiola en el ciclismo, seguir el camino de muchos que les precedieron, sin duda es parte de una tradición o en ocasiones hasta de una dinastía.

Recordamos a los hermanos Rodrigo, Óscar e Iridia Salazar, los dos últimos medallistas olímpicos en Atenas 2004, pero la familia tiene una nueva rama, con los gemelos Reynaldo y Deborah Salazar. Ellos quieren seguir la huella de sus hermanos.

Reynaldo y Deborah, de 15 años, aseguran que el taekwondo lo empezaron a practicar en el vientre materno e incluso desde que tienen uso de razón este deporte forma parte de su vida.

Quieren seguir los pasos de sus hermanos en las grandes ligas del taekwondo, a través de la escuela que lleva el nombre de su papá.

“Desde que estaba en la panza”, dijo Reynaldo practica el taekwondo y cada día que pasa tiene la idea de ser mejor: “Echarle más ganas, entrenar al 100 por 100 y sobresalir, “nunca para atrás, siempre adelante: nunca rendirse, si te caes hay que volverse a  levantar”.

Por su parte, Deborah, comentó que al ver a su papá y sus medios hermanos, a Óscar, quien es el entrenador nacional es una motivación,  el hecho de tener una familia que ha sido medallista olímpica y una de las más reconocidas en todo el mundo la motiva”.

Los hermanos Saúl y Salvador Gutiérrez, quieren llegar juntos a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Ambos se distinguen por acercarse a los dos metros de estatura y todo el talento para sobresalir en el taekwondo.

Saúl es cuarto de la clasificación mundial y participó en los Juegos de Río de Janeiro, no obstante la sorpresiva eliminación, la Unión Mundial de Taekwondo, lo sigue considerando uno de los especialistas de mayor proyección en el mundo de este deporte.

En el pasado Campeonato del Mundo celebrado en Rusia, Saúl fue el único mexicano en subir al podio y espera volverlo hacer en Muju, Corea del Sur, en junio próximo. Además de estar feliz por tener a su hermano en el mismo deporte.

“Nosotros seguimos los pasos de mi hermana, ella fue de la familia la primera seleccionada nacional, nada más que por lesiones no pudo continuar y ahora trato de que mi hermano continúe mis pasos y guiarlo por el camino del éxito”, declaró Saúl, ganador del Premio Nacional de Deportes en el 2015.

“Gracias a los consejos de Saúl he podido llegar más lejos, se me han dado las cosas más fáciles de lo que se le dio a él”, declaró Salvador, tras afirmar que esto apenas comienza y espera que conozcan más de él en el futuro, que “deje de ser el hermano de Saúl y todos conozcan mi nombre”.

En la gimnasia, tres chicos dejaron el hogar para perseguir un mismo sueño. Los hermanos Patricio, Mariano y Paulino Razo viven en las instalaciones del CNAR, los dos primeros lograron el sábado ser parte de la selección nacional por primera vez en su carrera.

“Es raro ver a tres hermanos en un mismo deporte y en el mismo lugar. Eso nos ayuda, nos vamos jalando entre nosotros, no es lo mismo el apoyo de amigos que de la familia. Todos hacemos lo mismo, es algo muy interesante, no es tan común vivirlo y entenderlo”, declaró Patricio, el mayor de los hermanos Razo, radicados en Cuernavaca, Morelos y concentrados en el CNAR.

Reconocen que fue un cambio drástico, otro mundo, estar en casa todos los días con el apoyo de sus papás y  de repente cambiarse a un lugar donde están solos, tienes que hacerse todo, y valerse por sí mismos, son independientes, es difícil a veces, pero ya han cumplido cinco años.

Mariano, todavía juvenil, es uno de los más talentosos exponentes de la gimnasia mexicana, luego de señalar que es una experiencia única lo que viven ahora. Paulino persigue la misma aventura de sus dos hermanos mayores, lo inspiran a seguir, en su caso, para clasificarse a su primera Olimpiada Nacional.

Nuevos rostros, el deporte no cesa de avanzar y en sus diferentes combinaciones, el ajedrez de la historia, los encumbrará o se quedarán en el intento, nada está escrito.

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