Como si ya no hubiera un pedestal más alto en el olimpo del tenis para Roger Federar, “El Expreso Suizo” tiene la mirada puesta en el césped sagrado de Wimbledon.

El título, que sería su octavo, con el que dejaría atrás la igualdad con el estadounidense Pete Sampras y el británico William Renshaw como los máximos ganadores en el All England (7), le significaría su Grand Slam número 19, aumentando su legado como el mejor tenista de todos los tiempos.

Desde su primer éxito en Londres, en el ya lejano 2003, y donde se deshizo en la final del australiano Mark Philippousis, Federer se mantiene como el rival a vencer en el césped inglés. Ha ganado en siete ocasiones y perdido otras tantas finales, pero a sus 35 años, sigue siendo el máximo favorito a conquistar el tercer “grande” de la temporada.

Para esta edición de Wimbledon, llega en pleno estado de forma. Acaba de hacerse con su noveno título del Torneo de Halle, y lo hizo con autoridad. Su último obstáculo fue la promesa alemana Alexander Zverev, a quien barrió en la final (6-1 y 6-3).

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Ahí, en el césped teutón, consiguió el título número 92 de su carrera, el tercer dígito más grande en la historia sólo por detrás de los 95 del checo Ivan Lendl y los 109 del estadounidense Jimmy Connors.

Federer es el actual número cinco del mundo, por detrás en la clasificación de la ATP de sus principales amenazas en Wimbledon: Andy Murray, Rafael Nadal, Stanislas Wawrinka y Novak Djokovic.

Con ‘Nole’ y Murray muy lejos de su mejor nivel, y con Rafa y ‘Stan’ alejados de su superficie favorita, la octava parece al alcance de “Su Majestad”, quien no saborea la gloria inglesa desde hace cinco ediciones.

Ahora, a sus 35 años, Federer tiene ante si, muy probablemente, su última oportunidad de quedar en lo más alto del olimpo del ‘deporte blanco’.

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