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Mira

17, octubre 2014 - 22:15

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LEÓN.- La fidelidad no se compara con nada y es que aunque las Chivas Rayadas no han tenido el mejor de los torneos, su gente del Bajío los arropó de buena manera, en lo que fue su llegada al hotel de concentración en la ciudad de León.

Aunque debieron esperar por más de dos horas, ese no fue argumento para que las porras, los cánticos y el entusiasmo decayera, al contrario, los cerca de 500 aficionados se motivaron mucho más con el paso de los minutos y vaya que se entretuvieron cada que la gente les recriminaba algo en su paso por el bulevar Adolfo López Mateos.

Con la bandera, el rostro maquillado y la playera bien puesta, la fiel afición del chiverío se fue congregando, sin importar faltar al trabajo o a las clases vespertinas.

Por fin, poco antes de que las 7 de la noche, apareció el autobús oficial de las Chivas, custodiado por varias patrullas de las Fuerzas de Seguridad Públicas del Estado de Guanajuato y el primero en descender del camión fue el directivo Mariano Varela, quien apenas ayer retornó a la institución junto al “Güero” Real.

Los gritos ensordecedores fueron para el nuevo “pastor” y es que el “¡Chepo, Chepo!” se dejó escuchar, retumbó cuando apareció a escena y este tímidamente esbozó una sonrisa y saludó. Posteriormente, los gritos y las ovaciones fueron para Aldo de Nigris, Omar Bravo y Ángel Reyna, quien fue guiado por un escolta del club. Quienes se dejaron consentir unos instantes fueron Carlos Fierro, Toño Rodríguez y el “Pato” Araujo, todos accediendo a la firma de un autógrafo o a la foto del recuerdo. (Jesse Villalpando/Foto: Eduardo Maceira)

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