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POR LUIS GARCÍA OLIVO
Tan alto vuelan las Águilas que no le temen a nada.

Su viaje va más allá dé y demostró que la derrota contra Cruz Azul fue apenas un espejismo, ya que se reencontraron con el triunfo y hasta con el gol de Oribe Peralta, quien espantó los fantasmas de ocho fechas en sequía, por lo que fue doblemente satisfactorio el triunfo de 2-0 sobre unos Rayados que prometían un poco más.

Tres puntos en la bolsa y la cima como nunca antes vista para las Águilas, quienes confirmaron su pasaje a la Liguilla y su regreso a ese futbol que deja en el camino a cuanto rival se le ponga enfrente.

Victoria que alivia el orgullo herido de hace quince días y que reanima el objetivo de ver a un América con el levantamiento de una nueva copa con miras a su centenario.

EL JUEGO

Ya sin secuelas de lo ocurrido hace quince días. América tuvo en plenitud la iniciativa de llevarse el duelo, pues así lo demostró en los primeros 45 minutos y más tarde en el complemento.

Así que la justicia le sonrió a los de Coapa recién iniciado el segundo tiempo, luego de que Oribe Peralta y Osvaldo Martínez fabricaron los primeros indicios de gol, aunque Jonathan Orozco sacó a relucir hasta el último de sus reflejos para negar la anotación.

Sin embargo, poco duro el gusto para el “Spiderman” de los Rayados, ya que a la jugada siguiente, Pablo Aguilar lo cruzó con soberbio testarazo, diferencia de 1-0 y que buscó el América desde los primeros minutos, pues propuso, fabricó y corrió en busca del gol, en contraparte, Monterrey se basó en el contragolpe. Así fue la lucha de estrategias, la diferencia entre el hacer y proponer frente a los latigazos del oponente en medio de una lluvia que nunca dio sus brazos a torcer.

Con la finalidad de acrecentar el marcador y el deseo de gol para Oribe Peralta, el “Cepillo” hizo de todo, corrió, luchó, disparó de lejos y hasta se tiro de palomita para terminar con su ayuno de gol. No obstante la “diana” se resistía.

Y para muestra un mano a mano que protagonizó con Jonathan, pero en su disparo cruzó radicalmente el balón que se fue por un costado. Frustración en Oribe y alivio para Rayados.

La recta final entró y con ella un bajón de emociones en la cancha, tiempo en el que “Chelito” y Arellano entraron a escena y el “Turco” contestó con replegar su esquema con la entrada de Juan Carlos Valenzuela y la salida de un insípido Luis Mendoza.

Sin embargo, la emoción esperada llegó. El ayuno finalizó y el reencuentro con el gol se dio, mismo que tardó ocho fechas en arribar, pero qué importó, finalmente Oribe Peralta movió las redes en flagrancia de una mala marca de Medina y hasta Orozco, quienes fueron la presa exacta en el regreso del goleador con la anotación.

El tiempo no dio para más, la ventaja fue lapidaria, Monterrey no se levantó y no se le vio por dónde intentar despertar. La justicia se ejemplificó, América fue superior porque así lo demostró en el papel y el marcador le dio la razón, todo esto en medio de un reencuentro con el gol y la sumatoria de 29 unidades, puntos que lo ponen inalcanzable en la tabla general y con el boleto a la Liguilla en la bolsa.

Sin olvidar que los ánimos se prendieron y por momentos se olvidaron del balón, ya que intercambiaron golpes y hasta fuertes choques de cabeza, siendo Paúl Aguilar y Víctor Ramos los más perjudicados, pero qué importó, las Águilas se reencontraron con el triunfo.
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