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18, octubre 2014 - 21:43

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POR MIGUEL ÁNGEL GARCÍA
ENVIADO ESPECIAL

ZEMPOALA, Hgo.- No hay objeción cuando las figuras del toreo piden los toros de Montecristo, la calidad, nobleza y bravura está garantizada. Pocas ganaderías como la que ha erigido don Germán Mercado Lamm han sabido mantenerse en la cúspide. De éstas que se cuecen muy aparte en la cabaña brava mexicana. La prosapia del criador de la divisa, obispo, verde y oro se hereda del escrupuloso don Germán Mercado Barroso, padre de Lamm, quien fundó esta importante casa ganadera en 1961. Para 1974 las riendas de la ganadería pasarían por completo a manos del hijo. Nace entonces Montecristo, nombre en recuerdo a su abuelo y su padre. Desde entonces el hierro “GM” ha constituido un encaste ideal, basándose en la bravura, la calidad, la emotividad y la nobleza; criando toros de éstos que meten la cabeza, que planean en círculo ante los vuelos de la capa y la muleta, peleando con la fiereza que dicta su ancestro el Uro, pero con la nobleza de los toros de grandeza. Y este amor por los toros, esta estricta seriedad que se imprime en los tentaderos, ha hecho que Montecristo actualmente sea una de las ganaderías más serias de México, que compromete, que responsabilidad para el torero a estar bien. Menos, no se puede.

SE LLEVÓ UN EXCELENTE SABOR
No hubo mejor manera para el matador Joselito Adame de cerrar su preparación para su encerrona de hoy en Pachuca, que con la visita a la casa ganadera de don Germán Mercado Lamm, pues al término de torear las cuatro vacas que el ganadero tenía en los corrales para el hidrocálido, éste terminó enmielado, con una gran satisfacción y una gran sonrisa. Y es que no hubo objeción del ganado. Joselito hizo como nunca lo que mejor sabe hacer: jugar al toro. Como cuando niño allá en el patio de su casa; en el tentadero Adame se dio a disfrutar como pocas veces lo hace un torero en una ganadería. Para él solo fueron las vacas, él solamente se entendió y dio rienda suelta a su inventiva, literalmente se puso a jugar… con la seriedad que implica su etiqueta. Pero se vio alegre, más que feliz, realizando faenas muy personales, para él, y que disfrutamos los presentes.

Sus becerras, qué decir. Muy buenas en general, de gran recorrido, de impresionante calidad, nobleza y mucha bravura, para que nadie las viera unas “fáciles”. Pero Joselito, en su plan de torero grande, las entendió de maravilla y éstas se le entregaron sin reserva, lográndose binomios sumamente artísticos.

Todos quedamos más que satisfechos con ver a Joselito en un plan muy personal ante las vacas. Y él, por supuesto se llevó un gran sabor, una gran energía positiva y que hoy seguramente activará para hacer de su encerrona una gran explosión de pasión, sentimiento y emoción. Hoy, de los seis toros que lidiará Adame, uno es de Montecristo y este toro es hermano de una de las vacas que tentó ayer Joselito y que para su fortuna, la becerra fue extraordinaria.

Y tras la espectacular toreada, no podía ser menos el banquete, con sabor y sello mexicanísimo; hay que destacar que de los antojitos de la botana, previo al banquete, se degustaron exquisitos chapulines, guisados en el momento, de las yerbas al comal. ¡Qué tarde, en verdad!

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