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19, julio 2017 - 11:06

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POR ROBERTO QUEZADA

Los 4 FUNtásticos, Celia Bujaidir, Catalina Clavé, Martha Navarrete y José Luis Martínez Fernández hicieron realidad su sueño tras cruzar nadando el Estrecho de Gibraltar. Después de meses de intensos entrenamientos, los representantes de nuestro país consiguieron este miércoles la gran travesía.

Ellos son cuatro amigos que se han hecho llamar los 4 FUNtásticos y se unieron para llevar a cabo el primero de una serie de grandes retos. Ya lograron cruzar el Estrecho de Gibraltar y con ello elevar el nombre de nuestro país con esta hazaña de 16 kilómetros en cinco horas y 29 minutos.

 

Con el aval de La Asociación del Cruce a Nado del Estrecho de Gibraltar, ellos cuentan con la autorización para llevar a cabo la aventura en un periodo de 10 días y darán inicio en el momento en que haya las mejores condiciones, tomando en cuenta las corrientes, los vientos, la marea y la navegación.

Entre los planes está el iniciar el cruce en el Puerto español Tarif y terminar en Marruecos, ya sea en un lugar denominado Punta Sires (15 km) o en Punta Almanza (17 km).

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“El objetivo de este viaje es nadar de Europa a África, algo profundamente relacionado con mi vocación de viajero y peregrino, y con la posibilidad de ir más allá de lo que creemos que son nuestros límites, movido por la inspiración humana y la certeza del trabajo en equipo”, comentó José Luis Martínez, uno de los integrantes de este grupo de osados mexicanos.

José Luis realiza una transmisión en vivo desde Tarif, en la punta más al sur de Europa, en la entrada del Mediterráneo, en el Estrecho de Gibraltar, y es él mismo quien comenta: “Es muy emocionante estar en las costas europeas y ver las costas marroquíes en África. En estas aguas se unen no solamente dos continentes, sino también el Atlántico con el Mediterráneo. Históricamente se le conocía como las Columnas de Hércules, porque aquí terminaba el mundo conocido. Me emociona estar en el lugar en el que se acababa el mundo”.

“Las condiciones son muy especiales. Se forma un embudo tanto en el mar como con los vientos. Hay una gran corriente (en la superficie, las aguas menos salinas del Atlántico entran al Mediterráneo, y en la profundidad, las aguas más saladas del Mediterráneo salen al Atlántico), con vientos bastante fuertes”, relata Martínez.

Estos nadadores tienen varios meses de entrenamiento en diversas condiciones de agua, ya que en Gibraltar se encontrarán con temperaturas de entre 19 y 21°. “Por su ubicación, es uno de los pasos con mayor tránsito de navegación. Se estima que cada año pasan alrededor de 80,000 embarcaciones”, añadió José Luis.

Las edades de los nadadores son: Celia 33 años, Catalina 50, Martha 47 y José Luis 53, y Martínez se ha encargado de hacer una crónica detallada de  las actividades realizadas. “Tuvimos nuestro primer encuentro con el mar, en una playa con agua fría y bastantes olas. Una playita muy cerca de la Isla de Tarif (donde está el faro, desde donde empezaremos) y cerca del puerto. Fue muy satisfactorio para los cuatro nadar juntos en aguas que se parecen a las condiciones en las que empezaremos nuestro cruce y ver que estamos debidamente preparados”.

“También, finalmente, tuvimos nuestra primera reunión con la Asociación de Cruce a Nado del Estrecho de Gibraltar, nos explicaron con mucho detalle la estrategia para empezar con vigor, seguir nadando, continuar nadando, nadar y nadar y, luego, nadar otro poco más para lograr el cruce”, detalló.

“Se trata de mantener una velocidad constante que impida que la corriente nos arrastre al punto de volver imposible tocar costas africanas, sea porque nos lleve hacia un lado (en que por la presencia de puertos comerciales está prohibido acercarnos) o hacia el otro (en que la distancia se vuelve peligrosamente pesada). Hacia dónde van las corrientes es algo impredecible, así que hay que estar preparados y seguir una de las embarcaciones que nos marcarán el rumbo”, aclaró.

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“La ventana que tenemos es un tramo bastante amplio de costa, que implica nadar 15 kilómetros en su parte más recta, o hasta casi 18 en su parte más abierta. Cada una de las rocas del otro lado tiene su nombre propio y no será sino hasta que estemos frente a ellas que sabremos bien nuestro punto de toque”, señaló Martínez.

“El tiempo que tenemos dispuesto para el cruce es de 10 días y tenemos hasta el 22 de julio para lograrlo. Las condiciones adecuadas se determinan en base a los vientos, las corrientes, las mareas e, incluso, la navegación. Las autoridades del cruce son las que nos indican cuándo saldremos, y aunque salimos de la junta pensando que podríamos nadar este viernes, cinco minutos después nos llamaron para decir que las autoridades habían determinado que no iba a ser posible salir el viernes porque se espera un cambio de viento ese día… y que el tiempo que tendríamos antes del cambio simplemente no era suficiente”, apuntó.

“Tengo entendido que el día del cruce habrá manera de seguir la embarcación a través de un enlace de satélite por internet, pero, por lo pronto, a seguir entrenando. Vamos a nadar en el Atlántico, cerca de nuestro hotel, primero a favor de la corriente y después regresaremos contra la corriente para practicar”.

Los cuatro nadadores disfrutan por lo pronto del lugar, famoso por sus vientos, sus olas y los deportes relacionados que ahí se practican. Un pueblo con muchas capas de historia, desde los fenicios, “el primer punto conquistado por los árabes y una enorme importancia en el mundo del comercio y el tráfico marítimo, además de un paso migratorio para todo tipo de criaturas, del cielo y del mar”, concluyó Martínez.

Pero la aventura, apenas empieza.

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