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20, julio 2017 - 19:32

┃ ESTO

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Por: Violeta Alba

La afición de Cruz Azul confía en que este año sí pueden ser campeones.

Por eso no dejaron pasar la oportunidad de despedirlos previo a su viaje a Tijuana, donde debutan en el Apertura 2017.

Desde las 13:00 horas, cerca de 60 aficionados de la Sangre Azul ya los esperaban en la calle con bombos y platillos, y cada que se acercaba un camión su corazón se aceleraba. Querían que llegaran ya.

En su mayoría eran jóvenes, pero también había niños, que sentados en los hombros de los más grandes esperaban ver a alguno de los jugadores.

El plantel entrenó por la mañana y más tarde viajó al aeropuerto. Comieron en uno de los hoteles cercanos y enseguida emprendieron la marcha a la Terminal 1.

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El pitazo llegó y todos los seguidores celestes se movieron a una de las escaleras, por las que se llega del puente que atraviesa calle Sonora y que lleva directo a la sala. Entonces ya había una fiesta. Cánticos, tambores, un mar de gente los alentó.

Primero bajaron los más jóvenes, entre ellos Jair Peláez, el guardameta que se lució en el partido frente al Porto. Le siguieron Jordan Silva, Ángel Mena, Felipe Mora y Edgar Méndez, los dos últimos ovacionados y a la expectativa de que lleven al conjunto al título. Christian Giménez, como siempre, fue de los más abordados.

El último en pasar lista fue el técnico Francisco Jémez, quien incluso ya ni siquiera hizo la fila para ingresar a la sala de espera de la aerolínea. Le revisaron su pase de abordar y entró directo.

Poco a poco se fue vaciando la sala. Los aficionados, en caravana, se dirigieron a la entrada del metro, con la confianza de que así sea todo el campeonato: una fiesta.