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22, octubre 2014 - 10:33

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MADRID, Esp.- La plaza de toros de Las Ventas de Madrid cumplió 80 años. El día 21 de octubre de 1934, Juan Belmonte, Marcial Lalanda y Cagancho lidiaron una corrida de Carmen de Federico en el festejo de inauguración del coso como plaza regular. Tres de los toreros más importantes de la época, y un acontecimiento excepcional, Belmonte cortó las dos orejas y el rabo de uno de los toros, convirtieron aquella en una jornada histórica. Así comenzó la apasionante historia de la que, dicen, es la plaza de toros más importante del mundo.

Sus orígenes, sin embargo, eran bastante anteriores. Durante la década de 1910, los toros alcanzaron tal auge en España que la plaza de toros de Madrid, situada en las inmediaciones de la que actualmente es la calle Goya, se quedó pequeña. Al tiempo que se barajaba la idea de construir una plaza nueva, Joselito concibió la idea de construir “plazas monumentales”, unos recintos más grandes que, por su mayor capacidad, permitieran un mayor aforo y una mayor variedad de precios, con el objetivo de que las clases populares también pudiesen disfrutar de los festejos taurinos. Sus objetivos eran, sobre todo, Sevilla y Madrid, aunque sólo en Madrid la operación salió bien.

La Diputación de Madrid aceptó la idea de construir una plaza nueva en 1918. A tal fin, se constituyó la sociedad “Nueva Plaza de toros de Madrid”, que comenzó las obras en 1923. El arquitecto contratado para el proyecto fue José Espeliú. El llamado ‘arquitecto de la burguesía de Madrid’ era un gran amigo de Joselito, que hizo todo lo posible para ponerle al frente de las obras. El arquitecto falleció en 1928 y le sucedió Manuel Muñoz Monasterio, otro conocido arquitecto, que participaría después en el diseño del Estadio Santiago Bernabéu. Sin embargo, fue el primero el que concibió la plaza tal y como es hoy: un edificio circular y exento, de cuatro pisos al exterior, con fachada de fábrica de ladrillo visto y cerámica vidriada. Un ejemplo magnífico del estilo neomudéjar y una de las plazas de toros más bonitas del mundo.

Hortelano, de Juan Pedro Domecq, fue el primer toro en saltar al ruedo de la nueva plaza de Madrid y el encargado de lidiarlo fue Diego Mazquiarán. ¿Os acordáis de él? Es Fortuna, el mismo que estoqueó a un toro en las calles de Madrid, mientras paseaba.
No fue hasta 1934, con el festejo trascendental del que ya hemos hablado, cuando la plaza inició su actividad normal. El entorno del recinto ya había sido acondicionado, la Plaza Vieja era un recuerdo y Madrid tenía un nuevo templo taurino. La Plaza de Las Ventas acogió con normalidad la temporada de 1935 y sobrevivió a la Guerra Civil, para convertirse en la plaza por antonomasia durante la dura posguerra. Desde entonces, ni su importancia ni su relato han dejado de acrecentarse. Pero esa es otra historia. (Texto y foto: Mundotoro.com)

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