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18, agosto 2017 - 9:36

┃ Violeta Alva

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POR VIOLETA ALVA

“Mata un perro y serás mataperros para toda la vida”, reza un dicho popular; “cruzazuléala una vez y parece que la cruzazulearás toda la vida”, podría ser el karma de La Máquina.

Romper una etiqueta es realmente difícil cuando ya está adoptada por un sector de la sociedad y lo es aún más si las condiciones no ayudan hacerlo.

Cruz Azul ha padecido en los últimos años el estigma de perder puntos en los últimos 10 minutos de sus partidos. No importa si es Liga, Copa, incluso lo ha hecho a nivel internacional.

“Cruzazulear” es un término que aunque la Real Academia Española no lo aceptó, el diccionario Larousse lo definió, en broma, como: “Ganar continuamente para perderlo todo por un error, perder con torpeza sorprendente y estar cerca, muy cerca, de un título sin conseguirlo”.

También se ha hablado de una maldición o de que el hecho de que la Noria se ubique a lado de un panteón les ha traído mala suerte. Incluso, algunos jugadores han mostrado su incomodidad por los clásicos memes que aparecen en redes sociales después de cada remontada, pero los números no mienten.

Desde el Clausura 2013, La Máquina ha perdido 30 puntos de 54 posibles en 18 encuentros del torneo regular y dos más en fase final. El más doloroso para los aficionados cementeros fue la final contra las Águilas del América, duelo en el que el guardameta Moisés Muñoz dio la vuelta en el marcador y obligó a los penales, instancia en la que los azulcremas se coronarían más tarde.

En los últimos nueve torneos, los cementeros fueron empatados en este lapso en 11 ocasiones y fueron derrotados de último minuto en nueve más.

El conjunto cementero busca escribir una nueva historia, quiere ser calificado por su actualidad y no por lo sucedido en el pasado. Parar esa Máquina de infortunio y convertir la tristeza en alegría. La situación no será fácil, pero como bien dice el dicho: “No hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista”.

GOLES DE PORTEROS

La mala suerte de Cruz Azul no se limita a recibir goles de una posición en particular. Si bien es común que cualquier jugador de campo pueda anotar en un partido, es raro que los guardametas sean los goleadores.

En el caso de La Máquina, dos porteros le han anotado, ambos, dolorosos por lo que representan.

El primero de ellos fue el anotado por Moisés Muñoz, en la final del Clausura 2013, con la que las Águilas obligaron a los tiempos extras y después levantaron el título.

Óscar Pérez, quien defendió la camiseta celeste por 15 años, fue el segundo cancerbero en anotarles. En un tiro de esquina, el arquero ya de Pachuca se acercó al área, se elevó y conectó el balón de cabeza para vencer a José de Jesús Corona y hacer el del empate en la Jornada 16 del Clausura 2017.

EXPERIENCIA INTERNACIONAL

La final de Concachampions 2009-2010.

Los cementeros tenían varios años sin conseguir un título oficial. Llegaron a esta final con el ánimo en lo más alto y con la obligación de ganarla, pues no habían logrado la clasificación a la Liguilla.

Cruz Azul era favorito, pues había goleado 5-0 a Pumas en la Semifinal; Pachuca, en tanto, llegó con un cuadro encabezado por Damián Álvarez y Gabriel Caballero.

En aquella final, los capitalinos ganaron la ida 2-1, lo que obligaba a los Tuzos a sacar la victoria. Cruz Azul aguantó y defendió por más de 90 minutos, pero no fue suficiente, y al 92 Édgar “Pájaro” Benítez marcó el 2-2 global, lo que les daba a los hidalguenses el título por el gol de visitante.

 

 

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