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Mira

2, septiembre 2017 - 18:54

┃ Guillermo Martínez

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POR GUILLERMO MARTÍNEZ GONZÁLEZ

Su mirada de niña volteaba insistentemente hacia la plataforma de clavados.

Estaba ansiosa por ver a su ídolo hacer sus rutinas durante los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011.

Alejandra Orozco, era inquieta, introvertida, amiguera, por eso junto a un grupo de amigas se alistó como voluntaria, principalmente para estar en la fosa de clavados donde un día esperaba competir al lado de las grandes figuras mexicanas.

Mientras tanto observaba a la que era su estrella, Paola Espinosa, hacer sus rutinas.

No despegaba la mirada de ella.

Fueron días ansiosos porque llegara el momento.

Así que esos instantes los grabó bien en su mente.

Estallaba de alegría cuando Paola se sumergía en el agua tras una excelente rutina.

Después corría a ayudarla para ofrecerla una toalla.

La veía y admiraba. Entonces, un poco tímida, le dijo: “Un día quiero ser como tú”.

Alejandra Orozco nunca se imaginó que al año siguiente estaría en el Olimpo en los Juegos de Londres 2012 a su lado, ganando la medalla de plata en la prueba de sincronizado en plataforma.

Ahí supo que la gloria puede llegar en todo momento y a cualquier edad.

Ahora la niña inquieta ha crecido. Aunque siga siendo juguetona, y su eterna sonrisa nunca la borre de sus labios, sabe que todo un país la admira y la respetan.

Sabe lo que es coquetear en el Olimpo con los dioses.

Pero aspira a más. Busca más cosas: “Porque siempre lo mismo nunca es divertido”.

Ahora su nueva historia en los clavados la está formando sola.

Y aunque las lesiones han detenido sus entrenamientos, continúa esforzándose para volver alcanzar el podio olímpico.

“Hay más madurez en mi persona. Aunque la verdad no siento que he cambiado. Sigo jugando con mis amigas, divertirme es lo máximo. Pero también tengo la responsabilidad de los clavados. Por ello deseo estar nuevamente peleando en la plataforma”.

A la deportista ya no le inquietan las rivales extranjeras.

“Paola me enseñó a ser fuerte. A vencer los nervios, no del todo porque eso nunca sucede, pero sí a estar más segura cuando te vas a aventar durante las rutinas. Aprendí mucho con ella, pero comenzaré otra historia conmigo misma. Debo enfrentar otras circunstancias y otras competencias con valentía”.

Alejandra entrena con Iván Bautista, el cual ha entrenado a otros clavadistas olímpicos.

“Son estrategias diferentes entre él y Ma Jin, pero siempre aprendes demasiado. Con la china guardo miles de recuerdos hermosos. Me supo entender y creo que le correspondí en todo lo que me pedía. Estoy muy agradecida con ella. Solo que ahora estaré con Iván porque además después de una lesión que tuve, me regresé a Guadalajara y he recibido mucho apoyo. Mis papás están más cerca de mí, y eso me motiva para hacer mejor las cosas. A veces la distancia te descontrola un poco, por eso decidí quedarme en mi tierra al lado de los míos que están al pendiente de lo que hago”.

El ciclo olímpico ha comenzado y Ale Orozco espera clasificar a los Juegos Centroamericanos.

“Ahí debo dar el máximo. Me encuentro bien y sé que responderé continuar compitiendo y dar los mejore resultados. Todos los días me motivo para dar lo mejor. Quiero estar en Tokio 2020y sé que lo lograré”.