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3, septiembre 2017 - 22:29

┃ Mike Garcia

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POR JOSÉ LUIS CAMARILLO

Como un cubetazo de agua helada cayó sobre la gente de boxeo la noticia de la muerte del boxeador cubano-mexicano Ultiminio “Sugar” Ramos. El que fuera brillante campeón universal de peso pluma, finalmente perdió su batalla personal contra un cáncer de próstata que le afectaba desde años atrás. Correspondió a Federico Enríquez, jefe de oficina del Consejo Mundial de Boxeo en su sede de la colonia Lindavista, difundir el infausto reporte, poco después de ocurrido su deceso en la tarde de este domingo. El próximo 2 de diciembre cumpliría 76 años de edad.

Tuvo Ultiminio Ramos Zaqueira, llamado también el “Sugar de Matanzas” por ser originario de ese lugar en la majestuosa isla, el honor de ser el primer monarca mundial reconocido por el organismo fundado en 1963, lo que le valió una especial estima por parte de don José Sulaimán Chagnón.

De inmediato, el día de ayer, Mauricio Sulaimán Saldívar, presidente de esa entidad, dispuso que se hicieran todos los arreglos para apoyar a su familia, igual que lo hacía el WBC desde hace muchos años e incluso previamente a contraer ese terrible padecimiento. En la presente administración del gobierno de la Ciudad de México, Ramos recibía atención de tiempo completo por medio de la Secretaría de Salud, a cargo del doctor Armando Ahued.

“Adiós al querido amigo que siempre estuvo presente en las buenas y en las malas, un gran campeón de la vida y del ring”, escribió Mauricio Sulaimán en su cuenta de Twitter, junto a una fotografía en la que abraza con afecto al tremendo noqueador.

ERA TODO SONRISAS

Pero ni siquiera la devastadora enfermedad fue capaz de quitar el rostro del querido “Sugar” Ramos esa sonrisa con que recibía a todo aquel que se acercaba a saludarlo. Su presencia se convirtió en infaltable en las reuniones del organismo verde y oro y permanece todavía fresca la última ocasión en que acompañó a Sulaimán Saldívar a convenciones anuales o eventos fuera de la capital mexicana, donde siempre residió desde su llegada a nuestro país.

Ese espíritu bullanguero nunca lo abandonó y era común que, como es nuestro caso de que nos ligaba una buena amistad, nos cantaba al saludarnos. Décadas atrás integró un conjunto de música tropical, lo que le ayudó a mantener en alto su popularidad.

Según nos platicaba, tuvo cuatro hijos: Ultiminio, Lázaro, Adriana y Viviana. Solamente Ultiminio júnior se puso los guantes, pero nunca sostuvo un pleito profesional.

Ramos formó parte de aquella pléyade de grandes boxeadores cubanos que llegaron desde Cuba a nuestra nación en la década de los 60, y se afirma que su compatriota “Mantequilla” Nápoles, otra gloria del boxeo mundial, lo ayudó para su traslado.

MURIERON DOS RIVALES BAJO SUS PUÑOS

Infortunadamente, la carrera de este personaje que ingresó en 1972 al Salón de la Fama del Boxeo Internacional con sede en Canastota, Nueva York, registra dos muertes de oponentes suyos, como fueron su compatriota José “El Tigre” Blanco”, cuando aún vivía en su país, en 1958, y el estadounidense Davey Moore, a quien le arrebató el cinto universal de las 126 libras del WBC y la WBA, el 21 de marzo de 1963 en el Dodger Stadium de Los Ángeles, California. Esa vez el réferi fue el norteamericano George Latka y era la sexta defensa de Moore, quien cayó dramáticamente en el décimo round de una pelea pactada a 15 episodios.

Uno de sus lemas era “pegar mucho y que te golpeen poco”.

SALDÍVAR LO DESTRONÓ

Quizá porque dejó el trono ecuménico de los plumas en manos del capitalino Vicente “Zurdo de Oro” Saldívar, el público de México, que ya lo admiraba por su ilustre trayectoria, le tomó más aprecio. Era una época en la que los aficionados eran radicales, como la ocasión en que no le perdonaron al enorme José Medel haber derrotado dos veces al ídolo José “Toluco” López, apodado “El Indio del Oro”, Estado de México.

Saldívar noqueó técnicamente al “Azúcar” Ramos tras golpearlo fieramente durante 11 asaltos completos, el 26 de septiembre de 1964 ante un lleno en el El Toreo de Cuadro Caminos, en la que era la tercera defensa del cubano-mexicano. El réferi fue Ramón Berumen, a quien apodaban “El Bello”. Sus dos defensas victoriosas previas fueron contra el japonés Mitsunori Seki (KOT en 6), el 1 de marzo de 1964, y contra el ghanés Fioyd Robertson (decisión dividida), el 9 de mayo de 1964.

Disputó el cetro mundial ligero del WBC y la WBA en julio de 1967 contra el boricua Carlos Ortiz. En un final confuso, ya que originalmente se le anunció como nuevo campeón, poco después se dijo que el ganador era Ortiz en cinco rounds, y perdió en el desquite con Ortiz en julio del año siguiente.

SE RETIRÓ JOVEN

Tenía 28 años de edad Ultiminio cuando colgó los guantes para dejar su marca en 55-7, 40 noqueados y cuatro empates, en una carrera que abarcó entre octubre de 1957 y abril de 1974, cuando cayó ante César Sinda.

SU FUNERAL

El cuerpo de este inmortal del boxeo al que hay que agradecer que haya compartido su grandeza con los mexicanos y de quedarse entre nosotros para crear escuela entre las generaciones de pugilistas que le sucedieron, era velado desde anoche en la funeraria García López de las calles de General Prim, en la colonia Juárez.

Desde la Sección de Boxeo del ESTO enviamos nuestras más profundas condolencias a los deudos de este gran hombre, cuyo comportamiento abajo del ring se equiparó con la gallardía que siempre mostró en los cuadriláteros.

Descanse en paz Ultiminio Ramos Zaqueira.