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8, septiembre 2017 - 18:32

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La Máquina bajó ayer sus revoluciones en la Angelópolis, pero le alcanzó para alargar su invicto con un insípido empate sin anotaciones ante La Franja.

La ausencia de Ángel Mena en el ataque azul pesó demasiado para la generación de explosión. Martín Cauteruccio, Felipe Mora, Martín Rodríguez y Édgar Méndez no lograron romper con el cerrojo poblano. Los celestes quisieron ganar anoche, aunque no supieron descifrar una sólida propuesta defensiva del sotanero del Apertura 2017.

La buena racha se mantuvo y se alargó a ocho cotejos sin conocer la derrota. Coleccionó su sexta paridad en el torneo.

 

EL JUEGO

A tambor batiente comenzó la batalla en el estadio Cuauhtémoc. Celestes y poblanos salieron a morder todos los sectores del terreno de juego con una propuesta agradable para la tribuna. Algunos aficionados apenas tomaban su lugar, cuando se generó la primera emoción del encuentro. Escoboza desbordó a velocidad, pero el balón lo mandó desviado de la cabaña capitalina y sólo quedó en un susto tempranero.

Esa llamada de atención no la pasó por alto el Cruz Azul. De inmediato acomodó sus líneas para transitar con pulcritud del esférico. Rafael Baca y Gabriel Peñalba provocaron el nacimiento de algunas aproximaciones en la meta rival, aunque carentes de peligro por la aplicada defensa poblana que cortó todos los avances.

La Máquina tuvo el balón en sus pies. La mayoría de sus pases eran horizontales y cortados en tres cuartos de la cancha. Omar Mendoza estuvo más preocupado por su labor defensiva que por asociarse con Édgar Méndez para explotar la banda derecha, mientras que Martín Rodríguez estaba desenchufado en la pradera izquierda, cuya jugada más venenosa se dio cuando fue derribado dentro del área por Alonso Zamora y el árbitro no decretó la pena máxima tras una polémica decisión que fue reprobada por los seguidores visitantes.

Del otro lado, Puebla se agazapó en propio territorio. Enfocó sus fuerzas en contener a los azules amparado por un sólido parado defensivo con línea de cinco. Buscó el daño en las acciones de contragolpe. No obstante, el apoyo en la tribuna se manifestó para el Cruz Azul, así que cada vez que un poblano tenía la de gajos era momento de escuchar los abucheos de la gran mayoría cementera.

Contenido el dominio de los capitalinos, Patricio Araujo se animó de larga distancia en un disparo cruzado que puso en calor a Jesús Corona. Eso fue todo el daño de la localía; sus avances fueron a velocidad sin culminar con precisión por parte de Micolta, Marrugo y Escoboza. El arsenal ofensivo que mandó “Chiquis” García fue pobre. El tiempo se agotó y la paridad sin goles llegó al medio tiempo.

Los pupilos de Paco Jémez también asumieron el rol protagónico en el arranque de la parte complementaria, un mensaje de que no estaban a gusto con el empate. ¡Azul, Azul! fue el grito que estremeció cada rincón del Cuauhtémoc. Empujados por sus animadores, los celestes adelantaron líneas y fueron amos del balón. Cauteruccio y Méndez inquietaron a Moisés Muñoz con un par de disparos que no concluyeron con colocación. Era necesario un revulsivo en el ataque de Cruz Azul, entonces ingresó Christian Giménez en medio de ovaciones para suplir a Felipe Mora.

El “Chaco” demostró su valentía en cada disputado por el esférico. Empujó a su equipo en cada avance y levantó al graderío. No pudo con toda la carga en su espalda del ataque cementero pese a su ímpetu y esfuerzo. La ausencia de Ángel Mena pasó factura, mientras que el español Méndez y la garra charrúa de Cauteruccio no fueron suficientes para horadar la meta de La Franja.

El final se tornó áspero, trabado y sucio en media cancha. Puebla se volcó por su obligación como local. Jémez se resignó y mandó al campo a Jordan Silva para sellar su quinto empate del Apertura 2017. Al final el guión no se modificó y Cruz Azul sigue invicto, pero también tiene el mote del rey del empate en el actual certamen.

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